Bajo presión nunca creé mejor, pero está feo sostener lo contrario. Da sensación de debilidad, de falta de genio e inspiración. Ante la insistencia de mi galerista, esta mañana le he dedicado unos minutos a parir mi colección más arriesgada, evocadora, expresionista y abstracta. Coloqué treinta lienzos boca arriba y en fila. Y con dos botes de pintura roja y negra, uno en cada mano, di un viaje de ida sobre ellos mientras derramaba, artísticamente, su contenido. Es genial, pero me llevará días repetir treinta veces mi original y cotizada firma.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Hiperbreves y leido en esas interneses de Dios)
