Castelldefells. Temporada de verano. Balneario Mediterráneo. Una gran ola cubre parte de la playa y se lleva a un chico que estaba allí jugando con una palita. Su padre Josep Lluis, desesperado, deja de jugar a las cartas y corre hacia la orilla, mira al cielo y se dirige directamente a Dios:
"Deu meu...soy yo, Josep Lluis, no puedes hacerme esto a mí... no puedes llevarte al nene...non fotis...tú ¡¡¡... yo siempre he sido un buen catalán, cotizo a Esquerra, bailo sardana, como calÇots, cumplo todo lo que dicen Montilla y Carod, no puedes hacerme ésto Dios... te pido por favor...voy a Montserrat, a Queralt, colaboro con la comunidad...por favor... devuélveme a mi hijo...tráelo de nuevo junto a mi..."
En ese momento, un rayo rompe el cielo de Castelldefells, un estruendo silencia a los veraneantes...sin duda es una señal de Dios para Josep Lluis... una nueva ola llega desde el mar...y regresa al niño a la orilla...
Josep Lluis es testigo del milagro, su amado hijo ha vuelto...
Entonces, con lágrimas en los ojos, vuelve a mirar al cielo y a comunicarse con el Supremo:
"Dios... ¿...y la palita?
