Te sienta de maravilla aquel vestido de Versace, la pena es que en la proa de un yate de 20 metros no haya vestimenta más adecuada que ese bikini de D&G con cristales de Swarotsky. Estás preciosa, me pasaría la vida contemplándote, como a un diamante perfecto. Le he pedido al maitre que nos acerque unas copas de Möet & Chandon. Vamos a brindar por nosotros. Te amo. Eres perfecta… ¿cómo decías que te llamabas?
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Hiperbreves y leido en esas interneses de Dios)
