"Cobardes"
Después del primer puñetazo te lanzaste del coche en marcha. Dolorida y mojada intentaste alcanzar el portal de aquel edificio moderno. Tu novio detuvo el Ford granate con un quejido mecánico y antes de que repitieras dos veces socorro ya te había golpeado con las botas de la obra en el centro de la espalda. Luego vinieron más y más botas, más y menos gritos. Mientras te insultaba sin dejar de patearte, en el edificio empezó a sonar música y todas las persianas se bajaron.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Raúl Sánchez Quiles y leido en esas interneses de Dios)
