Binabik
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Campeón del mundo, de sueños rotos...
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« : 7 de Enero 2009, 08:55:54 » |
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Prefiero pensar en lo único que nos ha salvado. Pequeñas discusiones que nos han hecho permanecer juntos, sin distanciarnos en el mismo hogar. A veces el final ha estado cerca y no siempre permanecimos juntos, pero la argamasa había cuajado bien, despacio, sin cambios de temperatura, entre el calor de los cuerpos y el calor de la furia y los enfrentamientos. Mi falta de sangre nunca fue un problema, de echo el principal motivo de nuestras disputas tenían que ver con la Luna que nos había dado todo lo que teníamos. Nunca me creíste digno de compartirla conmigo, tus obligaciones eran demasiadas y demasiado importantes para dejarme compartirlas contigo, pero ella las compartía todas. Graves problemas tenia según tu, no compartía ningún secreto, no tenia una afinidad especial con nadie que no estuviera vivo, tu tenias vínculos con una muerta, y con un asteroide sin luz propia. Cuantas veces te acercabas y suspirando continuabas tu paso, hasta que te cogia por la cintura y te atraía hacia mi, para morderte dulcemente el cuello. Solo a veces te acercabas y te quedas mirándome, sentado con cualquier cosa en las manos, o simplemente acariciándome las palmas, entonces te acercabas más aun y me susurrabas, que no te podías creer que no hubiera visto capullos de rosa florecer a la luz de la Luna llena, y me abrazabas y sollozabas por mi. No se el motivo de tus preocupaciones, pero puedo decir que mi corazón te importaba más que yo. Sufrías por mi falta de paz, manos manchadas que limpiarme al alma era todo lo que mi vida sin ti me había dejado. Sucias manos que nunca conseguía limpiar, alma sucia que seguía ensuciando. Amaneceres compartidos en playas, con la fría brisa despertando continuamente al amor. Discusiones, suaves, y frías, grises momentos plateados en la oscuridad de la noche antes del amanecer. Perdidos y encontrados como finas contradicciones ajenas a nosotros. Olas gigantes nos salpican con la pulverización que sufren al chocar con la inmovilidad de las rocas, que forman el rompeolas donde nuestra virginidad no se vio afectada por la falta de cariño, de humanoides pasados, seres que acariciaron nuestros corazones, que se acercaron para acostumbrar su presencia, presencia que en el mejor de los casos solo dejo vació. Discusiones que no siempre han sido perfectas muestras de cariño ofuscado. Daños y dolores atenazados por el miedo a todo y al vació que quedaría … Preciosa, siempre me has parecido preciosa, te despiertas y me buscas en una cama que no comparto, de pie en el balcón, es noche cerrada y la oscuridad se ve rasgada por faros de coches que se han perdido. Nunca me ha gustado esa carretera, tan lejos bajo el sol, y tan cerca cuando la suculenta oscuridad se adueña de ella, deshabitado pueblo fantasma en el centro de la ciudad.
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