Mamá, estoy en tu vientre,
ya mi cuerpito siente
la tibieza de mi cuna,
como ésta, no hay ninguna
te lo puedo asegurar,
es muy lindo este lugar
me siento tan protegido,
que hasta veo los latidos
de tu noble corazón,
sé que es grande tu emoción
al saber que tu bebé,
ya te siente y no te ve
pero siento que me amas,
y hasta lágrimas derramas
con tu bondad infinita,
como te quiero mamita
pronto voy a nacer,
seré varón, seré mujer
es lo mismo para vos,
solo pides a Dios
con ese amor infinito,
que cuando llegue sea sanito
ese es todo tu deseo.
¡Madre, por fin te veo!
que hermosa que sos,
no creo que haya dos
con tu rostro de ternura,
tus manitos es dulzura
cuando tocas mi cuerpito,
arrorró mi pequeñito
me cantas al oído,
y son tus brazos el nido
donde yo puedo dormir,
también llorar y reír
y sentirme protegido,
porque soy tu consentido
me aprovecho de tu amor,
voy buscando tu calor
y el cariño en tu mirada,
cuantas veces fatigada
te vas rumbo a trabajar,
hoy te quiero preguntar
algo que ya presiento,
si mi padre no es el viento
que semilla te dejó,
y en tu vientre germinó
de tu parte con amor,
sé que es grande tu dolor
caen perlas de tus ojos,
los luceros más preciosos
que yo pude imaginar,
hoy te quiero yo contar
algo que llevo adentro,
metido en mi pensamiento
cuando yo sea hombrecito,
y más fuertes mis bracitos
no tendrás que trabajar,
y menos que madrugar
en casa tendrás un hombre,
y esto que no te asombre
si tu hijo de repente,
con el sudor de su frente
empieza a ganarse el pan,
trabajaré con afán
para que no te falte nada,
serás siempre la mimada
de tu hijo que te ama,
y éstas lágrimas que derrama
solo sean por vos,
que te ilumine Dios
por todo lo que has sufrido,
y si no te dio marido
fue porque tu destino era,
ser una madre soltera
que dio todo por amor.

Armando B. Durán