"OLVIDO"
Doña Benita se despertó temprano, se aseó, se peinó y eligió un elegante vestido gris. Por la calle de siempre enfiló el rumbo hacia la panadería de Tomás y fue saludando a los vecinos de toda la vida, demasiado ocupados para andar devolviendo holas y adioses. Cuando entregó el billete de 500 pesetas al panadero joven, el chico se quedó lívido. Doña Benita salió feliz de la panadería, como si su vida no hubiera retrocedido 60 años en unos meses, como si su camisón fuera un elegante vestido gris, como si supiera donde estaba.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Raúl Sánchez Quiles y leido en esas interneses de Dios)
