DEMASIADO TARDE
Subió, corrió, sudó, transpiró, inspiró, expiró.
Todo lo hizo por ella.
Tarde.
¿Ella? Se fue en el avión de la madrugada.
No, no le dijo adiós.
El ni siquiera llegó a ver la estela del avión.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Ana Callegaris y leido en esas interneses de Dios)
