Facto

¿Sabrás escoger las palabras para volver al amanecer de una relación?- Me pregunte en el instante en que mis nudillos tocaban tu puerta, un enfrentamiento contigo con el verbo como protagonista.
Siempre me vences en la confrontación verbal, eres mejor, capaz de refrendar tus actos con palabras claras, no necesitas tomar aliento, ni respirar profundamente para serenarte, ni para ordenar tus pensamientos y expresar tus emociones.
Siempre me ha fascinado tu poder, esa habilidad, por no decir don, capaz de hacerte superior. Mi amor se choca contra tus palabras, te quiero y sé que me quieres, debería de ser suficiente, pero no, tu coraza no cesa de crecer y rodeados de nieve nuestro avance se reduce.
Conozco mi capacidad, sé hasta dónde puedo llegar, y sé que no llegare a tiempo, no te venceré y tu no reconocerás desear la derrota.
Solo coincidimos un día con la nieve; nevó, y todo lo cubrió, encerrados con el primer piso de nuestro pequeño rincón de la montaña, dominado por la complicada estructura que toma el agua para formar la nieve; nos quedamos en el piso superior, solo salimos para ver el siguiente amanecer. Vimos un raro amanecer, en el balcón con la nieve a la altura de nuestros pies, el sol salió entre la cima de unas montañas cercanas, el cielo ya había olvidados los cálidos colores que dibujaban los rayos reflectados entre la bruma, cuando el tímido sol comenzó a asomar entre los escarpados picos de unas cumbres blancas.
Mis nudillos se separan de la puerta, y unos segundos más tarde el pequeño sonido metalico que anuncia la apertura de la puerta. Justo en ese momento supo que te había ganado, que no necesitaba concentrarme. No te había visto y lo sabia, es mi única virtud, te conozco. Estabas escuchando Facto delafé y eso quería decir que tu habías defendido mi postura contra ti misma, y había ganado. Nos besamos, nos abrazamos…