AMO DE CASA
Esa mañana se levantó cansado. Cansado de escuchar a los robots limpiando y su zumbido... Cansado de Marla, de que salga con otros hombres, de su dedicación a las leyes y a sus amigos abogados por encima de vicisitudes familiares.
Cansado de estar siempre solo en casa.
Tomó el último coche que ella le compró y lo llevó al concesionario.
-No tiene nada, Joaco, lo revisé entero. -Le dijo Jazmín, la mecánica.
-Es que en realidad, solo te quería ver a ti... -Contestó con suavidad.
La limpieza la hacen los aparatos, la comida se limita a abrir latas y Marla nunca está, o está en la sala de ordenadores, aislada del planeta.
Y él desde entonces, se hundió en Jazmín, en la ternura de Jazmín, en sus brazos amorosos, en su olor, en el néctar de su piel ambarina. Marla a veces los observa mimarse en la alfombra desde la escalera. Sin afección ni emociones que puedan distraerla.
Sin corazón que anule la razón.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Ana Callegaris y leido en esas interneses de Dios)
