Miguelito38
PeterPaulistic@
   
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« : 29 de Octubre 2008, 16:33:43 » |
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Este fin de semana se corre la ultima carrera del año, puede ser un paseo para Hamilton que solo necesita ser quinto o que Massa quede tercero para consagrarse campeon, a ver que sucede en esta carrera, lo que si se esta viendo es que el proximo mundial sera mas reñido que este pq hay equipos avanzando fuerte.
aqui dejo algunas noticias.
Consideraciones previas al Gran Premio de Brasil Nada es imposible
Si hay una frase manida en la Fórmula 1, como las hay en el fútbol, es que una carrera no termina hasta que baja la bandera de cuadros. Hay quienes, incluso, van más allá y aseguran que una carrera no termina hasta que no se publican los resultados oficiales. Y es verdad: las penalizaciones hoy en día pueden cambiar un podio horas después de darse por finalizada una carrera. Y durante el espacio de tiempo desde la salida hasta ese momento pueden pasar muchas cosas. Y no es un tópico: es estadística.
Muy al contrario que en la época Schumacher, los campeonatos hoy en día se deciden en las últimas carreras. Lejos quedan los días de su aplastante dominio cuando nadie era capaz ni tan siquiera de plantarle cara. De su quinto campeonato mundial, logrado en el Gran Premio de Francia de 2002 a falta de nada más y nada menos que seis grandes premios por disputarse, a la resolución del pasado año hay un abismo de diferencia. Desde la primera victoria de Fernando Alonso en 2005, el trazado brasileño José Carlos Pace se ha acostumbrado a ser testigo del nacimiento de un campeón. Alonso en dos ocasiones, Räikkönen en año pasado y Hamiton o Massa en la presente temporada. Aunque en el año 2005 la carrera brasileña era la antepenúltima del año, desde 2006 siempre ha ocupado el último lugar del calendario y se ha convertido en juez y verdugo.
Pero en sus primeros días de creación, la carrera brasileña no podía decidir mundiales, pues tradicionalmente no cerraba la temporada, sino que la abría: el 11 de febrero de 1973 era la segunda prueba del año y en su estreno puntuable para el mundial de Fórmula 1 ganó Emerson Fitipaldi. El trazado no tenía casi nada que ver con el actual: se trataba de una pista retorcida, casi interminable, llena de curvas de todas las clases, como una serpiente cuyo cuerpo se ha enredado consigo misma. En 1990, la pista se transformó, simplificó y quedó como actualmente, recortándole radicalmente curvas y metros. La gran parabólica de final de recta murió y se transformó en la Ese de Senna, como no podía ser de otra manera. Otro piloto brasileño, José Carlos Pace (1944-1977), también conocido como "el callado", rebautizó al circuito, que hasta entonces se llamaba Interlagos, aunque aún hoy en día se le sigue llamando de esta primitiva manera. El trazado actual, pese a todo, aún guarda cierto regusto a otras épocas, a puro asfalto añejo (aunque fue repuesto en 2007), a circuitos de otras décadas y a espectáculo en esencia. Completamente alejado de las asépticas condiciones de los ultramodernos y faraónicos autódromos de Tilke, el trazado de Sao Paulo ha sido objeto de numerosos incidentes y críticas: desde perros en la pista hasta carteles publicitarios que se despegaban y caían en la pista encima de los monoplazas. Los robos dentro del mismo trazado y los extraños accidentes, como el desplome de una enorme cámara de televisión sobre los boxes, han sido parte del riesgo de acudir a una pista peculiar pero igualmente entrañable. Sobre la pista tampoco faltan las anécdotas. La más increíble, quizá, fue cuando Nick Heidfeld se llevó por delante la puerta del coche del médico cuando éste iba a rescatar a Enrique Bernoldi, durante los entrenamientos del Gran Premio de Brasil de 2002.
Pero ya deportivamente, se ha escrito tanto sobre lo que ocurrió el año pasado que no vamos a volver a repetirlo. Lo que sí es cierto es que, con dicho precedente, nadie puede firmar nada. Tanto Felipe Massa como Lewis Hamilton pueden hacerse con el mundial. Ya no es una locura pensar que el brasileño puede ser campeón en el Gran Premio de Brasil, última cita del año, y convertirse en campeón mundial delante de su afición y aun contando a priori con siete puntos de desventaja sobre Hamilton. Pero en McLaren no están por la labor de volver a hacer el ridículo y ansían la victoria con hambre atroz. Felipe Massa no está acostumbrado a remontar ni a hacer milagros, pero tampoco Räikkönen parecía el hombre adecuado hace un año. Por si las moscas, en McLaren quieren asegurar la quinta posición de Hamilton en la clasificación final, lo que le daría matemáticamente el mundial de pilotos aunque Massa ganara. Un nuevo alerón en su Mercedes MP4-23 y otros cinco cambios más intentarán ayudarle. Desde el equipo ya han declarado públicamente que el que realmente les interesa es el mundial de pilotos, y están dispuestos a sacrificar el de equipos, aunque eso habría que verlo sobre la pista…
La semana pasada Eddie Jordan abría su boca y, como es tradicional en él, también abrió heridas: aseguró que Hamilton debería echar de la pista a Massa si éste trataba alguna maniobra sucia con él. Aún colean las penalizaciones y maniobras de Japón, y hay quien piensa que el de Ferrari intentará algo parecido para echar de la pista al inglés. Pero Massa asegura que no van por ahí los tiros: "El juego sucio nunca ha ido conmigo", aseguró esta misma semana a sus compatriotas periodistas. El chico promete portarse bien, aunque sobre la pista quizá los nervios puedan jugar una mala pasada. En cualquier caso, el brasileño correrá delante de su afición y dejar un buen sabor de boca no vendría mal. Lograrlo o no, no parecer preocuparle en demasía: "Si soy campeón, será como un sueño hecho realidad. Si no, lo volveré a intentar el año que viene". Claro, que el año que viene quizá no vuelva a tener una oportunidad tan clara.
En cualquier caso, el mundial 2008 irá a uno de estos dos aspirantes: Hamilton o Massa. Aunque Flavio Briatore apuesta por Massa (no por probabilidad, sino para ganar más dinero en caso de acierto), es Hamilton quien más opciones tiene a priori. De lograrlo, sería el chico de los récords: el campeón del mundo más joven de la historia (para desgracia de Fernando Alonso), el primer piloto negro en lograrlo (de hecho, es el primer piloto negro de la Fórmula 1) y el primer campeón mundial para McLaren desde nada más y nada menos que Mika Häikkinen, hace nueve años. Para tratar de impedirlo, en Ferrari al menos podrán revolucionar al máximo sus monoplazas: sus motores serán nuevos y frescos. Bob Smedley, ingeniero de pista de Massa, confesó a Motorsport Aktuell que será una buena ventaja: "Nos da mucho más espacio para maniobrar. Podremos rodar toda la carrera al máximo de revoluciones". Toda la furia Ferrari en disposición de sus dos pilotos: Kimi, como escudero fiel; Felipe, como Don Quijote en busca de una causa casi perdida, aunque como decíamos: nada es imposible. Y aunque Räikkönen será, a buen seguro, ese compañero dispuesto a echarle una mano (ya se comprobó en China), el finlandés aún da muestras de competitividad: acaba de asegurar que quiere ganar la carrera de Brasil. No se lo tomen por donde no es: no será un rival de Felipe a menos que Hamilton ruede quinto o mejor: "Quiero luchar por la victoria y celebrar un buen resultado con el equipo", asegura el supuesto hombre de hielo. Algo que podríamos traducir en este final de temporada como una desesperada maniobra de Räikkönen por ganarse el respeto de Ferrari, bastante maltrecho, con quienes no gana desde en Gran Premio de España. Incluso Fernando Alonso, con un coche infinitamente inferior, tiene el mismo número de victorias que él este año: dos.
Vayamos ahora con el otro aspirante: Felipe Massa. Desde que Rubens Barrichello estaba en Maranello, la torcida no ha tenido oportunidad de vitorear a un piloto local en el podio. Rubens estaba castrado por ser compañero de Michael Schumacher, lo que le quitó alguna que otra victoria ganada a pulso y materializó su disgusto por el cavallino que le hizo abandonar la Scudería. Felipe Massa aceptó la filosofía de Ferrari (hacer lo que diga el equipo) y la jugada no le salió mal: si bien el año pasado le tocó ser el escudero, ésta vez le ha tocado a él ser el capitán. Eso sí: a final de año, pues durante la temporada no estaba claro quién de los dos iba a luchar finalmente por el título. Ahora es su oportunidad. Tras demasiados errores a lo largo del año, en Brasil no puede haber ni un ápice de desconcentración. Sus compatriotas echan demasiado de menos los días de Ayrton Senna y él puede recordárselos: "Sé que lo tengo difícil", asegura, "pero tengo un objetivo simple: ganar el domingo y esperar a que mi compañero llegue justo detrás de mí". Aun así, si eso sucede y Lewis queda quinto, no habrá oportunidad de ser campeón. Pero eso ya se le escapa a Felipe: "No depende de nosotros; tendremos que esperar y ver los resultados". Lo que está claro es que el circuito José Carlos Pace se llenará de ruidosos aficionados ávidos de deporte en estado puro. Quizá ellos le brinden a Massa el último caballo de potencia que necesita para volar sobre el asfalto tradicionalmente arrugado de Sao Paulo: "Es importante contar con el apoyo de mis admiradores. Los brasileños aman la Fórmula 1 y hay una gran pasión en todo el país". Para más emoción, las nubes amenazan con inundar el trazado durante todo el fin de semana y se esperan lluvias esporádicas ambos días. Los organizadores trabajan ya para preparar las instalaciones y mejorar el drenaje de la pista que en años pasados dio más de un quebradero de cabeza a los pilotos. Quizá, si finalmente gana Massa y se cumple aquello de "nada es imposible", el espíritu de José Carlos Pace reine en el ambiente. Pace sólo ganó una carrera de Fórmula 1, pero en ocasiones importan más los méritos cualitativos que los cuantitativos. Este domingo, pase lo que pase, los aficionados disfrutaremos de otro final de temporada al límite de la emoción.
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