"LA DESPEDIDA"
La carta tardó en llegar, pero las dudas quedaron disipadas. El texto no era largo, sino mínimo:
Querido Manuel: no me escribas más”. Firmaba con su nombre”María”.
La noche fue tenaz y aciaga. El sueño tardío, inquieto y débil. Se levantó, pero no fue capaz de cabrearse. Luego hizo suyos los versos leídos horas antes:
“Hoy he amanecido
como siempre, pero
con un cuchillo
en el pecho”
Se apretó la corbata, el corazón. Sorbió un café desvanecido y turbio. Dispuso sus proyectos para hoy, sus sueños para ayer y sus deseos para nunca jamás, pero no redacto respuesta por escrito. Tampoco iba a encontrar una cabal que le hiciera olvidar su primer desengaño. Nada que le sacara de allí aquel cuchillo o borrara la cicatriz de escualo en su recién estrenado corazón de hombre.
(Microcuento de esos que me gustan a mi, escrito por Joaquin Leguina y leido en esas interneses de Dios)
