A ti te voy a hacer una maldad esta noche....
Solamente te voy a poner un ejercicio de imaginacion:
Imagina por un momento que estas en una playa desierta, el atardecer esta a punto de hacerse sentir y las olas amenizan el ambiente con sus sonidos de sensualidad.
En alguna parte, un campamento con fogata armada solo para contrarrestar la falta de luz que estara por llegar.
Tu, desnuda y sin miedos de que alguien te vea, te acuestas sobre la arena esperando a que mis manos llenen de sensaciones cada espacio de tu piel.
El aceite de coco, que hasta el dia sirvió para broncearte, servira entonces para darle el justo sentido de romance y suavidad que necesitas en cada roce, en cada tacto, en cada caricia, en cada contacto.
Voy masajeando tu espalda y suavemente voy bajando atreviendome a explorarte... Cuido que mis dedos te hagan las justas cosquillas y recorro tus nalgas con la presion indicada para dibujarte mil sonrisas.
No me detengo y sigo bajando para equilibrar las sonrisas con las sensaciones... Recorro tus muslosvigorosamente para que sepas que descubras conmigo un nuevo placer: el placer de sentir.
Te doy vuelta y aprieto tus manos, tenso y destenso tus dedos para relajarlos, llego a los hombros y los acaricio suavemente para que entiendas el peso que tiene por cargar. Dibujo con mis manos, formas extrañas entre tus senos, sin necesidad de invadirlos y que encontremos juntos, la escencia del placer a los alrededores de los ya conocidos.
Acaricio tu abdomen con la solidez de una piedra y la suavidad de una esponja y entre risas encontraremos el destino que esta por llegar.
Me aprovecho de tu vulnerabilidad ante la situacion y salto olimpicamente a tus pies, para dejar en suspenso el deseo de acariciar penetrantemente tus virtudes femeninas y dejarte con las ganas de que el recorrido llegue a su final...
Me detengo un poco en tus dedos, en la planta, en los talones y el arco que componen las huellas que has dejado sobre la arena anteriormente, pero como la marea, voy subiendo de a poco por tus pantorrillas para dejar en clara la intencion de hacerte sufrir con la mayor de las suavidades.
Recorro tus rodillas y me detengo a masajearlas para darle atencion especial...
Al seguir subiendo, disimulo mi intencion, pero de a poco voy rozando por tu entrepiernas con aquello que te identifica como mujer... Sin tocar demasiado, sin apretar, sin tentar la aceleracion de mis latidos, pero revolucionando el tuyo.
La parte baja de tu pelvis, se vuelve complice de las sensaciones, del tacto y del juego de roces que apenas ahora ha de comenzar.....
No se xq todo esto se me hace familiar, mezcla de ocasiones...
Me has hecho recordar
