"El amor a las siete de la mañana"
A las siete de la mañana nadie se mira y nadie se reconoce en el metro. Aquella mañana yo iba frente a ellos, mirando como siempre las historias desconocidas que pasan a mi alrededor.
Tendrían más de 70 años seguro. Pero eran distintos, ellos se miraban el uno al otro como si no se hubieran visto nunca, con la misma fuerza y el mismo sentimiento que seguramente lo habrían hecho 50 años antes, reconociéndose bajo las arrugas y los años pasados, con la mirada tierna del que está recién enamorado, sus manos se asían fuertemente y su postura era la de dos jóvenes amantes que luchan por no separarse.
Llegaron a su estación; se ayudaron el uno al otro para levantarse y con paso apresurado siguieron su camino. Continué mi viaje embebido en la escena que acaba de presenciar, una de esas parejas realmente enamoradas a través de años y dificultades que seguía mirándose con ternura… o así lo quise ver yo.
Leido en esas interneses de Dios a una tal Rosana...
