Un regio que le ha prometido a su hija un viaje en avioneta como regalo de cumpleaños está negociando con un piloto acrobático: Cuánto me cobra por dar un paseo de una hora Quinientos pesos. Uff!!!, eso es mucho dinero, ¿Y si sólo es media hora? Por media hora, doscientos cincuenta Chin!!!, doscientos cincuenta, ¿no tiene nada más barato? Pues mire, podemos hacer un trato. Si usted se sube a la avioneta y es capaz de estar completamente callado durante todo el vuelo, no le cobro ni un peso. Hecho!
Suben los tres y el piloto empieza a hacer piruetas, rizos, caídas en picado, el avión boca arriba, boca abajo... y el regio mudo. Por fin se cansa el piloto y aterriza. Oiga!, me tiene usted asombrado! Mire que hice cosas peligrosas con la avioneta y usted no pronunció ni una palabra!
Si quiere que le diga la verdad... estuve a punto de gritar cuando se cayó mi hija
