“Sólo quería comprobar cómo funcionaba una cámara oculta, por curiosidad” ha declarado el acusado, que ocultó una cámara de video en el baño de su casa en construcción, casualmente apuntando al retrete. También dice que dejó la camara encendida porque “se asustó” al ser sorprendido por la llegada a la casa de su mujer y su suegra.
Lamentablemente para él, hay indicios de que también quería comprobar otras cosas, porque su señora esposa encontró días después una cinta de video y se escandalizó al ver en ella a su madre, la suegra del acusado, usando el servicio. En el video se puede observar que el tipo hizo varias pruebas hasta comprobar que el retrete quedaba bien enfocado, lo que le pone en una situación comprometida para defender su inocencia.
Eso sin contar que su mujer, ayudada por un familiar, buscó en el ordenador del acusado y halló una serie de fotogramas de la cinta en las que también aparecía la desdichada suegra.
La pareja se divorció tras el incidente y ahora el hombre ha comparecido en el Juzgado Penal número 11 de Barcelona con una petición de la fiscalía de tres años de prisión por un delito contra la intimidad, además de una multa de 4.860 euros y un indemnización de 900 euros para la víctima.
elPeriodico
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