…Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
para no verte tanto, para no verte siempre…
S. Rodríguez “Ojalá”
Casi te había conquistado con mis silencios. Permaneciendo a un metro escaso de la realidad, empeñado en hacerte sonreír.
Rincones escondidos a la vista de todos, rincones donde los atardeceres son mejores y los besos se enriquecen. Lugares compartidos por los recuerdos de otras personas. Precio por recorrer los mismos sitios, por permanecer anhelante hacia una parte del pasado que instintivamente aun saboreas cuando cierras los ojos.
Derrotas sentimentales que nos unen en la victoria. Nos estaríamos juntos sino hubiéramos fracasado. Dolor que permanece y al que vuelvo reflexivamente en busca de respuestas, diarios repletos de errores, de equivocaciones que cometí contigo, que cometí con todas, equivocaciones que se repiten, ciertas marcas de tendencias. Amores permanentes, que como disculpas se refrendan en actuaciones grabadas en la memoria.
Fuego de mil velas, que se funden soltando una leve fragancia a melón, iluminan: mis fotos, mis recuerdos, mis palabras y mis sentimientos; para evitar que se pierdan y con ellos pierda mi ser.
Complejo funcionamiento interno que me incapacita a cortar con todo y desestimar mi anterior yo, como modelo de conducta.
Diecisiete primeros besos después del tuyo sigo buscando lo mismo, aquello que no encuentro, y que cuando encuentro dejo escapar por mis miedos. Como enfrentarme conmigo mismo y vencerlo, incapaz de decirte la verdad. Una sonrisa que tapa las cicatrices y que a tu mirada implacable cierro los ojos y reprimo las lagrimas que en la soledad recorren mi cara y se depositan en un colchón que ya no te recuerda.