JCarlos2013
|
 |
« : 3 de Abril 2008, 03:30:11 » |
|
El proceso erótico perfecto Investigaciones han revelado que un buen beso podría ser tan fuerte como una sobredosis de anfetaminas. Cuesta creerlo cuando en toda nuestra vida nunca nos han dado un beso así.
Te quedarás sin respiración. Gemirás y te desmayarás porque la sangre huirá de tu cabeza y correrá desbocada por todas las venas de tu cuerpo. Entonces serás incapaz de pensar o razonar". ¿Demasiado para un simple contacto bucal? No tanto, si nos atenemos a la realidad biológica de un beso bien dado entre personas que tengan química sexual y sientan ese escalofrío que algunos llaman amor.
Según los expertos, si hay comunión mental y la suficiente atracción física en el beso, el alud de procesos químicos que se suceden provoca una auténtica conmoción en el organismo. El efecto es tan abrumador que, según algunos biólogos, podría compararse a una sobredosis de anfetaminas.
El proceso perfecto
Durante un beso de alta intensidad aumentan los niveles de dopamina (sustancia asociada con la sensación de bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual), y las glándulas que segregan adrenalina y noradrenalina las que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca. A la vez, la glándula pituitaria, situada en la base del cerebro, libera oxitocina, mágica hormona que, además de hacernos sentir como flotando, dicen que ha ayudado bastante a la perpetuación de la especie humana. El cóctel resultante es una experiencia tan turbadora que, para muchos, supera al propio acto sexual.
En esta era de sexo al primer encuentro, el problema del beso es que la mayoría de la gente lo ve como un precalentamiento, y no le dedica la atención y el cuidado que se merece. Según Tomima Edmark, autor de "El libro de los besos", "Los que no saben besar no saben lo que se pierden. Porque los que han vivido la experiencia hasta sus últimas consecuencias comprenden que detrás del beso se esconde la verdadera pasión".
Según el autor de este libro sobre los besos, las cinco premisas para lograr un beso de locura son:
Seleccionar a la persona adecuada (por aquello de la comunión física y mental).
Elegir un lugar propicio ("privado mejor que público; silencioso mejor que ruidoso")
Escoger el momento oportuno ("sin más distracción que el latir de los corazones")
Ir despacio y empezar con suavidad. "Establece contacto visual con la pareja porque los ojos te proporcionarán valiosísima información acerca de cómo se siente. Si los ojos no se encuentran, es aviso de retirada, dice el autor.
Inclínate hasta que tus labios y los de tu pareja se toquen levemente. Luego, déjate llevar, siempre teniendo en cuenta las sensaciones del otro. Después de todo, el arte de besar es algo que debe saborearse, no aprenderse.
Besos curiosos y eróticos
Hay que reconocer que un poco torpes somos para seguir necesitando tanto consejo sobre tan antigua actividad. Aunque no sea tan vieja como el hombre y parezca raro, quizá sean los judíos los inventores del beso erótico tal como lo conocemos, ya que hasta donde sabemos, la Biblia es el primer libro que lo describe perfectamente, con 40 alusiones sólo en el Antiguo Testamento. "Que me bese con besos de su boca. Tus labios, ¡oh esposa!, destilan miel virgen. Bajo tu lengua se esconden la miel y la leche...", se lee en el Cantar de los Cantares, que incluye bellísimas citas sobre el beso entre hombre y mujer.
Por su parte, los griegos fueron los primeros en hablar del beso homosexual. De hecho, a algunos buenos besadores llegaron a atribuirles poderes inauditos.
En concreto, durante un beso se ponen en acción más de 30 músculos faciales. "Los labios, el interior de la boca y la lengua son de las zonas más exquisitamente sensibles del cuerpo humano", dicen en el Instituto Kinsey para la Investigación sobre la Sexualidad. "Cinco de los 12 nervios craneales que afectan a las funciones cerebrales intervienen en el beso erótico y debido a las conexiones neuronales de labios, lengua y mejilla con el cerebro, un beso permite detectar en la otra persona muchos datos, entre ellos la temperatura, el gusto y el olor, entre otros datos muy interesantes.
El mayor número de besos en una película lo dio John Barrymore: 191 en "Don Juan", rodada en 1927.
El beso más largo del cine duró tres minutos y cinco segundos y se lo dieron Jane Wyman (ex de Ronald Reagan) y Regis Toomey en "Ahora estás en el ejército".
Dror Orpaz y Carmit Tzubara, de Tel Aviv, protagonizaron en 1999 el beso más largo registrado en la realidad. Aguantaron 30 horas y 45 minutos con las bocas pegadas, antes de ser trasladados al hospital con fuertes dolores en la cara.
Fuente : Terra N.
|