Binabik
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Campeón del mundo, de sueños rotos...
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« : 21 de Febrero 2008, 15:13:23 » |
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Salpicado por la espuma de las olas, al romper contra las cercanas piedras del acantilado, que tenemos bajo nuestros pies. Tu pelo se ondula con un ritmo matemático que el viento húmedo codifica, para que solo yo pueda entenderlo. Vació, ante la soledad de las piedras que antaño nos reconocían como uno. Solo yo, solo yo permanezco de pie ante el frió. Permanezco como una pieza más del agreste paisaje que contemplamos en los albores de nuestro amor. Perdido en la memoria de aquellos que sus caminos acercan al final de nuestro ser en común. Final, de nuevo, solo como una pequeña estatua. Una ligera capa de escamas de salitre se desprende de mi piel, por la acción de un pequeño pero violento viento que se eleva de las profundidades de aquel abismo que una vez reclamamos en nombre del amor, y que la fatalidad de nuestra arrogancia, consiguió perder para siempre. Por fortuna permanece libre, ninguna bandera ha descansado los ojos sobre ese pedacito de tierra para asimilarlo bajo una cultura putrefacta, que contamine, al menos, mi recuerdo de ti. Perfectamente despierto, el frió y la humedad no me dejan dormir, te recuerdo y magnifico tu recuerdo en mi interior. Viejo cúmulo de recuerdos, retocados con la insistencia de aquel que los revive constantemente. Como conseguir vivir libremente cuando tu mente se ha anclado en un instante y no consigue culminar la superación del momento clave de una vida. Amenazado por el paso del tiempo, y la dureza de un invierno en la agreste costa, que solo una barca sin remos se atreve a cruzar. Privilegiado barquero tuerto, dos monedas más que sumar a tu inmensa riqueza de plata y oro. Sordos homenajes te recuerdan, de puertas para dentro. Insultado más que temido, que por codicia y miedo revives el tormento de tu viaje constantemente. Pérfido revés a tus aspiraciones de gloria y respeto. Restauración, devolución, de tu recuerdo como compensación de la tristeza y el olvido. Un ser libre que se asemeja a la verdadera libertad. Libertad, que tus ojos dibujaban como estandarte de principios, que cada cual que quisiera participar en la grandeza de tu vida, debería acatar. Por ti, por las lagrimas que derramaron tus ojos al ver como en los míos, desaparecía aquel gélido brillo, para quedar retenido entre las dos pequeñas manchas rojas que se encendieron debajo de mi pupila tras tu primer beso... Dudando de la realidad de tu vida abro mi mano y dejo escapara la única muestra que me queda de la realidad de nuestra historia, dejo que el viento se lleve una bola de lana turquesa, recuerdo de nuestra primera noche. Ahora vivirás en mi interior sin ninguna muestra, de que hayas existido fuera de mi mente. Perpetuamente en mi, sin rastros ajenos a mí. Inseparable y a la vez sin ninguna coincidencia que nos relacione, seré como las viejas ánforas, guardián de tus órganos y protector de tus recuerdos.
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