Pensándolo en frio es algo desagradable para mí aunque respeto a quien lo practica y disfruta con ello.
Confieso que he recibido la lluvia dorada en una ocasión y no me disgustó, pero fue más el momento y la persona con quien estaba, los juegos y las experiencias que ambos probábamos, que gusto por la lluvia dorada propiamente dicha.
En cuanto a ofrecerla, con lo meona que soy y no pude, oye

la situación me cortaba un poco...
De todas formas, repito, no es algo que me vuelva loca....