Jorge58 (sin comentarios)
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« : 12 de Enero 2008, 13:32:36 » |
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(del diario Olé)
Fue inútil pedirle clemencia al juez Kenneth Karas. "Le pido que no me separe de mis dos hijos". Su señoría, a cargo del juzgado de White Plains (Nueva York), fue inflexible y condenó a la estadounidense Marion Jones a seis meses de cárcel. La ex atleta, de 32 años, también recibió una sentencia de dos años de libertad condicional, en los que tendrá que realizar 800 horas de servicio comunitario. Henry DePippo, abogado de Jones, insistió en que su defendida había tenido suficiente sufrimiento desde que confesó su culpabilidad, ya que sufrió la repulsa social, perdió a todos su patrocinantes y debió declararse al borde de la bancarrota.
¿Cuál fue la razón para que la que hasta no hace poco era la gran novia de los Estados Unidos cayera en tal desgracia? Mintió. O peor, dejó en claro el oscuro submundo que subyace al hiperprofesionalizado deporte yanqui.
Jones tuvo que afrontar dos cargos: perjurio y fraude. El primero tiene relación con su consuetudinaria negativa a haber consumido productos prohibidos. La californiana fue apuntada aun antes de ganar cinco medallas en los Juegos Olímpicos de Sydney, aunque siempre se manifestó en contra de políticas de dopaje. Sin embargo, las investigaciones federales contra el laboratorio Balco (acusado de ser el mayor proveedor de sustancias ilegales del deporte de alta competencia, con conexiones en el atletismo, béisbol y football americano) fue su perdición.
Si en noviembre de 2003 juró en una audiencia que jamás había consumido los productos fabricados por Víctor Conte (fundador de Balco), en octubre del 2007, ante el mismo Karas reconoció haber realizado un tratamiento con el esteroide sintético THG, entre septiembre del 2000 y julio del 2001. Dos meses más tarde de esa confesión, Jones fue oficialmente desposeída de sus logros olímpicos (oros en 100 y 200 metros y la posta 4x400, y bronces en la 4x100 y el salto en largo) y de dos medallas en los mundiales de Edmonton (oro en 200 y plata en 100), además de sufrir una suspensión de dos años, que expirará el 7 de octubre del 2009.
El otro cargo que debió afrontar tiene directa relación con el que fuera su segundo marido, el velocista Tim Montgomery, ex recordman del mundo, quien también perdiera sus logros por causa del doping. Montgomery, padre del primer hijo de Jones (Monty, de cuatro años), fue vinculado a una red dedicada al fraude bancario. Jones cayó en la rodada ya que uno de los cheques falsos que manejaba esta organización, por un monto de 25.000 dólares, fue depositado en una cuenta a su nombre, lo que técnicamente la convirtió en cómplice. Por ello fue condenada a dos meses de prisión, concurrentes con la anterior pena. Montgomery (en septiembre del 2002 se consagró como el atleta más veloz del planeta, al correr los 100 metros en 9s78) se había declarado culpable por este caso y afronta una condena de tres años de prisión.
Ayer, consolada por otro atleta (el barbadeño Obadele Thomson, su actual pareja y padre de su segundo hijo, nacido en julio último), Jones enfrentó brevemente a los medios tras su inútil pedido de piedad. "Espero realmente que la gente aprenda de mis errores. Mi pasión en la vida siempre ha sido mi familia. No sé cómo haré para vivir seis meses sin mis chicos", aceptó entre lágrimas.
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