Hobo
PeterPaulistic@
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Humoristica PeterPaulistica
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« : 2 de Septiembre 2007, 00:32:14 » |
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EL DISCURSO VICTIMISTA que tanto practicamos las mujeres me gusta lo justo. Hasta lo critico en bastantes ocasiones porque perdemos demasiado tiempo y energías analizando las culpas de los demás y demasiado poco transformando las cosas que no nos gustan. Por razones parecias, me molesta también justamente lo contrario, la insistencia en la singularidad y excepcionalidad de cualquier logro por el hecho de que quien lo alcance sea una mujer. Por eso comparto una crítica de Sylviane Agacinsky, una filósofa y escritora más conocida por ser la mujer de Lionel Jospin, así funcionan las caprichosas reglas de la popularidad, al excesivo uso que Ségoléne Royal hizo de su condición de mujer en la campaña electoral.
LO MALO ES QUE POR MUCHO que yo me resista a todo esto de medir los logros profesionales, en positivo o en negativo, con la condición de género, reconozco que a veces no hay más remedio. Que sólo nuestras descendientes se podrán permitir eludir lo que nosotras no podemos, ni cuando nos lo proponemos firmemente, como en mi caso. Lo digo esta vez por la credibilidad. Ni todas las cuotas ni las discriminaciones positivas del mundo pueden eliminar nuestro principal obstáculo para prosperar laboralmente, la credibilidad. Que respeten nuestras opiniones y nuestras propuestas al menos tanto como las de los hombres. Que nos miren como profesionales y no como sospechosas y exóticas intrusas.
Y ES QUE NO HAY MANERA. A mi me ocurre de vez en cuando y supongo que a todas las mujeres. Que alguien que ni siquiera es especialista en la cuestión opina sobre un asunto sobre el que tú sí que lo eres, y resulta que se fían más del alguien que de ti, por la sencilla razón de que es una voz masculina. Y me fastidia reconocerlo, pero esto tiene poco remedio. Se trata de profundos valores culturales hasta el tuétano de la humanidad.
LAS COSAS HABRAN CAMBIADO DE VERDAD cuando dentro de unos años lo primero que suelten nuestras nietas ante la labor profesional de un hombre, y sin asomo de vergüenza, sea lo mono que es, o lo feo. Como hacen ellos. Los desagües por donde se tira la credibilidad profesional, y ése es uno de ellos, estarán al menos equilibrados y jugaremos, jugarán, en el mismo terreno.
Edurne Uriarte
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