Empiezo explicando un poco de que va esto:
En Venezuela, la empresa Mont Blanc hizo un concurso abierto a todos aquellos que quisieran escribir palabras....... Entre premios y letras, hubo algunas cartas que se dieron a conocer mas que otras y fueron reclamando un poco de terreno en el colectivo.
El concurso consistia en escribir a mano una carta de amor de maximo tres cuartillas y enviarla a la direccion de uno de los periodicos de circulacion nacional.....
Lo que ustedes veran a continuacion, es una de esas cartas que, obviamente, carece de un sentido literario especifico y que esta infinitamente llena de errores gramaticales, pero es indudable el sentido de amor y orgullo que llevan las letras que la componen. Orgullo que yo mismo siento en mis venas mientras la sangre recorre mi cuerpo y orgullo de sentirme tan venezolano como lo soy (a pesar de tener ese caracter tan formal y ser de alguna forma extranjero por los origenes de mi familia)
Lean esta carta, pensando en el contexto que vivimos los venezolanos y descubran lo que quiere decir esta carta de amor..... Sin importar un color o la violencia que se viva en mi pais, somos uno y trabajamos para todos
Querida,
>Te conocí por esas cosas del destino... Fuiste tú, precisamente tú y no
>otra cualquiera, quien me recibió con su abrazo de mar y tierra cuando fui
>arrojada a la vida sin preguntas, sin sondeos, sin acuerdos. No importó, tú
>estabas allí.
>Recuerdo con emoción, cuando a mis 9 años, me regalaste mi número de cédula
>¡qué detalle! ¡qué regalo único para mí! Lo guardaré toda mi vida como un
>tesoro... Vino acompañado por mi foto de joven con aquella pollina que
>cortineaba mis ojitos y por aquel jeroglífico juguetón de mi primera firma,
>orgullosa y oronda, que se extendía debajo de mi color de ojos, de mi
>estado civil y de mi nombre generoso en letras amables para el oído de
>estas tierras.
>Pero nada como recordar la sensación alucinante de ser tuya aquella vez que
>en el primer censo de mi vida, tú me contaste como 1, yo estaba allí,
>metida feliz e inocente en las entrañas de aquel número grandote que le
>regalaste a los ávidos estadísticos, acompañada por millones de otros unos
>y unas.
>Y fui creciendo, descubriéndote y haciéndote mía a su vez: Primero fue tu
>lengua, tu lengua única, tu osadía y manifiesto de que un idioma común nos
>separaba (y nos separa) del resto de los hablantes oficiales del
>castellano: "Chévere" , "vaina", "bicho", "coroto", "ladrar", "épale",
>"pana", "chamo", "pelúo", "melao", "coñazo", "cambur", "vergatario"...
>fueron palabras que coleaste temprano en mi diccionario con esa complicidad
>tuya que te caracteriza y que me derrite con sus guiños. Te adoro Chama...
>Y por la boca, además de la palabra, me diste luego el deleite de manjares
>exóticos, eclécticos, traviesos: la arepa bivalva capaz de ofrecer como
>perla cualquier delicia que quepa adentro, las hallaquitas amarradas y con
>instinto de libertad, diversas en el sello del chicharrón, el ají y la nada
>repleta de potencialidades; ni hablar de la cachapa que lagrimea de alegría
>gotas de mantequilla dispuestas a arrejuntarse con el queso de mano o
>guayanés, las negritas refritas y brinconas, las tajadas dulces y fieles,
>la carne con sus mechas al viento y la hallaca, la reina absoluta de los
>sabores, la que no pela un diciembre y nos descubre adictos cuando no la
>tenemos. El ron, la rumba, las frías, la salsa adobando las caderas, los
>panas, la familia y los panas de la familia también, y los panas de los
>panas y así sucesivamente... así tú, toda tú.
>Y ese verde amazónico y húmedo, y ese azul espumado en tu orilla, y ese
>blanco de copo en tus cimas, y ese negro de tu oro profundo, y el marfil de
>tus dunas inquietas, y esa tú, toda tú.
>Y hablando de colores querida ¡si que has cambiado últimamente! te has
>vuelto bipolar, te pones roja, te pones azul ¡y morada con la mezcla! Desde
>que me enamoraste y te conozco, has ido creciendo en número, en colores,
>en símbolos, en estrellas, en puntas, en extremos, en experimentos, en
>ganas, en contradicciones, en sueños, en odios y también en amores, en
>créditos, en carros, en muertes y también en nacimientos. El asfalto de tus
>vías se ha llenado de pasos que marchan tras el sueño de vivirte próspera y
>segura para todos: unos para allá, otros para acá... sordos todos de tanto
>oirse sin escucharse, ciegos de tanto verse sin observarse y mudos de tanto
>gritarse sin hablarse.
> Y en realidad yo no sé bien por qué hoy te digo todo esto; tal vez lo
>que pasa -aunque suene ridículo- es que te quiero, te sigo queriendo con
>tus luces y tus sombras, con tus eclipses, tus noches y amaneceres, con
>todos tus colores y colorcitos, te quiero con mis miedos y esperanzas, con
>mis talentos para darte y mis ganas de quedarme a tu lado para no tener
>que buscarte luego en otros supermercados, en unos pocos días de verano,
>en los apellidos de una guía telefónica, en internet, en los noticieros,
>en el acento, en las conversaciones, en los rincones, en todas partes...
>Te quiero grande, pertenecida y perteneciente, te quiero, mi Venezuela.
>
>Luisa Elena Sucre