Sirius
|
 |
« : 4 de Abril 2007, 14:33:09 » |
|
Si tuviera que irme mañana mismo, lo haría con una mirada dulce.
Si mi corazón decide que ya ha llegado a su fin y que ha latido todo lo necesario, que me ha permitido amar todo lo que a mí estaba destinado y lamentar todo lo que, con culpa o sin ella, he debido lamentar, no pondré reparo alguno.
Si el aire se negara a volver a entrar en mis pulmones y llenarme de su aliento, me iría satisfecha cerrando la puerta a mi espalda.
Si Dios decidiera que he recorrido ya todo mi camino y que ha llegado la hora destinada a cada uno de nosotros para iniciar una nueva vida lejos de lo conocido hasta ahora, cogería todos mis recuerdos hermosos y partiría con la ilusión en mis ojos y sin miedo en mis manos.
Sabría que mi vida ha sido corta pero sumamente intensa, que los buenos momentos vividos han sido siempre entregando lo mejor de mí misma a aquellos que conmigo los compartían, y los malos, porque ha habido por fortuna muchos de esos momentos malos, han sido sufridos con total pasión y sinceridad en lo más profundo de mi alma. Sí, no te extrañes, no me he equivocado, he dicho “por fortuna”, porque una tormenta hace siempre apreciar aún mucho más vivamente el sol que brilla en tu balcón al día siguiente y por ese motivo, necesitamos de nuestra tristeza para aprender a vivir profundamente nuestra alegría cuando nos es ofrecida.
Mi vida, la tuya, la de cualquiera, es una continua montaña rusa de sentimientos y sensaciones, pero si mañana unas manos invisibles decidieran parar su motor sabría que todo ha valido la pena ser vivido, hasta la última de mis lágrimas y la última de mis sonrisas.
Porque el destino quiso que te cruzaras en mi camino y me devolvieras a la vida, la auténtica, no aquella que se vive por inercia por el simple hecho de respirar, sino aquella que se saborea, se suda y se nota en las entrañas.
Me llevo cada uno de esos te quiero compartidos en este corto espacio de tiempo para sacarlos de mi bolsillo cada vez que, irremediablemente, te eche de menos.
Y me sentaré a esperarte, a velar tu sueño, a apartar las piedras de tu camino, a secar tus lágrimas en la distancia y cuando llegues a mí, mis brazos te recordarán lo mucho que te he amado y que por fin podremos ser eternos el uno junto al otro.
|