JCarlos2013
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« : 21 de Marzo 2007, 03:12:10 » |
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Hasta hace pocos años la pareja no hablaba de su sexualidad, ni de sus dudas y sensaciones. Cada quien la vivía, la disfrutaba o la padecía en silencio. El móvil de la reproducción de la especie era el único factor del cual más o menos se podía hablar con cierta libertad . Hoy en día, a pesar de la cantidad de información que circula por diferentes medios, pareciera que el silencio en la pareja se mantiene constante. Como si la información la disfrutáramos y nos la apropiáramos a solas. Su utilización es en bien propio; difícilmente compartido y comprometido con el otro. Por eso no extraña que las sensaciones experimentadas en los encuentros sensuales y eróticos con una pareja, sean más conocidos por el grupo de amigas, que por el mismo compañero. Todo es una concatenación; los diálogos entre enamorados tienen más tintes de reclamos, enojos y dominación, que romance, ternura y proyectos complementarios hacia el futuro. Difícilmente hay la suficiente confianza, sinceridad y disposición para desnudarnos el alma. Porque desnudarse el cuerpo ante otro, cualquiera puede hacerlo. Las fantasías eróticas, las sensaciones románticas y los más dolorosos temores de hombres y mujeres, son mayormente ventilados en un consultorio de psicología clínica, cuando debería hacerse cara a cara y con voz audible entre una pareja. ¿POR QUÉ? El miedo a "perder la confianza" del ser amado; a evidenciar las caretas y a exponer la falsa timidez; el temor a la burla ante nuestros pensamientos y sentires; y la absurda parquedad de la actual cultura del silencio... estos son algunos de los principales bloqueos que impiden la comunicación, no sólo de palabras sino de sentires y experiencias de vida que puede ofrecernos un actor sexual compartido. A nuestras abuelas y madres difícilmente les preguntaron sus hombres: ¿Te gustó? ¿Lo disfrutaste? ¿Deseas más? Hoy a nosotras nos bloquean los fantasmas del pasado para evidenciarnos y evidenciar nuestras necesidades, formas de satisfacción y sensaciones ante el poderoso acto sexual satisfactorio. Amigas nuestras: conocer las sensaciones y el erotismo del otro, no sólo es un deber sino un privilegio. Es el intercambio de palabras, de significados e interpretaciones lo que hace del vinculo de pareja comprometida, una indisoluble mezcla de amor, paz y gozo. Gozo en tanto disfrute compartido. Amor por la disposición para el intercambio de caricias que nos hacen no sólo sentir sino hacer sentir. Paz, pues no sólo nos entregamos física sino emocionalmente, con lo que vamos consolidando una alianza de vida. Ambos nos pertenecemos; no necesitamos a nadie más. Compartir el qué sentimos, el cómo lo sentimos, el dónde lo sentimos, y el porqué sentimos o no... provoca nuevas caricias que se sienten no en el cuerpo, sino en el alma. Compartir nutre la autoestima en ambos, la confianza y la fe en el vinculo amoroso y genuino. Preguntémonos mutuamente: ¿Qué sientes aquí? ¿Te gusta más con mis dedos o con mi lengua? ¿Sientes mi calor? ¿Qué te produce? ¿Con qué frecuencia te gusta sentirme? ¿Por qué te gusta sentirme? ¿Qué percibes en mi mirada? ¿La fuerza y la entrega con que te amo es la suficiente para tu gusto o excesiva?...
No se queden con las ganas.
Fuente : Seccion sexualidad Prodigy Noticias
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« Última modificación: 21 de Marzo 2007, 03:15:14 por Jcarlos2007 »
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El TIEMPO me parecio poco .... las palabras salieron SOBRANDO y sin saberlo , NUNCA planeado , de 1 modo Extraño : TU te quedaste a MI LADO
Me eNCantaria Q algun dia , sin tanto complicarnos ...despues de hablar : VOLVIERAS a mi Vida
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