Dos políticos que militan en la xenófoba y secesionista Liga Norte aseguran que los "extracomunitarios", como llaman en Italia a los extranjeros pobres, no tienen un "comportamiento civilizado" en los trenes.
ulio Algañaraz
No es un chiste ni una pesadilla, un regreso a la Alemania nazi o a la Sudáfrica racista del apartheid. Dos parlamentarios provinciales de la xenófoba y ex secesionista Liga Norte de Trento, región del nordeste italiano, pidieron ayer en una propuesta oficial que los extranjeros sean confinados a vagones de tren especiales, mientras que otros sean habilitados para los "pobres italianos".
Uno de los dos consejeros es Erminio Boso, ex diputado nacional y ladero de Umberto Bossi, el jefe de la Liga Norte, que hasta hace un tiempo pedía la secesión de Italia de las provincias del próspero norte y que sostenía públicamente que con la bandera italiana se limpiaba el trasero. Bossi es hoy ministro en el gobierno conservador de Silvio Berlusconi.
Bossi ha moderado un poco el tono, aunque sigue disparando cada tanto munición gruesa, pero sus partidarios siguen poniendo en apuros a los aliados de Forza Italia, el partido de Berlusconi, y a los ex neofascistas de Alianza Nacional, sostenedores del patriotismo y la unidad de Italia a ultranza, que se la pasan haciendo saltos acrobáticos para justificar las salidas xenófobas de la Liga Norte.
Boso y el consejero Sergio Divina pidieron que el gobierno de Trento obligue a los "extracomunitarios" —un término odioso que los italianos usan para designar a los inmigrantes pobres que no pertenecen a la Unión Europea— a usar vagones especiales. ¿Por qué? Porque Boso y Divina comprobaron, dicen, que en el tren de las 7.45 de la mañana que va de Verona a Bolzano, muchos "acampan para dormir en los asientos, se quitan los zapatos y ocupan los lugares de los otros viajeros".
Ambos se preguntan también por qué se ven tantos "extracomunitarios" en esos viajes, para obligarlos también a tener un "comportamiento civilizado" y hacer respetar las leyes de inmigración.
Un diputado católico de la oposición, Gianclaudio Bressa, se preguntó ayer qué significaba "esta mezcla de trivialidad y racismo, que es un acto gravísimo imposible de confinar en la antología del folclore de la Liga Norte". Otros parlamentarios de la oposición presentaron interpelaciones al gobierno y la misma Liga Norte de Trento tomó distancia de la increíble propuesta de Boso y Divina, asegurando que se trataba de "una posición personal".
Es casi interminable la lista de actitudes contra los inmigrantes de la Liga Norte, que no son, por otra parte, impopulares en una sociedad que tolera a duras penas a los "extracomunitarios", cuyo trabajo es hoy imprescindible para este país envejecido y rico. Las extravagancias racistas van desde la propuesta de tomar impresiones digitales también de los dedos de los pies a los inmigrantes, a regar con orina de cerdo los terrenos donde están por construir mezquitas en algunas ciudades de Italia. El alcalde de Treviso, famoso por sus iniciativas xenófobas, llegó a poner puntas de hierro en las paredes para que los inmigrantes no se apoyaran en ellas en los paseos públicos o a quitar en algunos lugares de la ciudad los bancos donde se sentaban los "extracomunitarios". Otro parlamentario de la Liga paseaba por los trenes que iban a Turín "limpiando" con la ayuda de algunos voluntarios los vagones donde se sentaban los "extracomunitarios".
Los incidentes, sobre todo con los musulmanes —en Italia hay 1.600.000 inmigrantes registrados—, son cotidianos. Un comerciante se enojó con Clarín hace unos días cuando el corresponsal le recordó que el Papa, como él mismo lo dice, es también un "extracomunitario". "Soy católico, no insulte al Santo Padre", dijo. Luego reconoció que los mismos italianos se defienden de la acusación de racismo afirmando que hablan de los inmigrantes que no pertenecen a la UE. Y que el Papa es polaco y ciudadano vaticano.
Pero el término tiene una intención peyorativa. También los suizos, los norteamericanos y los japoneses son "extracomunitarios". Gabriel García Márquez no es "extracomunitario", sino "un gran escritor colombiano". No hay "extracomunitarios" ricos: en el imaginario popular, aunque muchos italianos rechazan el racismo, sólo lo son los pobres y desamparados, en particular si tienen la piel oscura.
Esta noticia es del 18 de Enero del 2003 y salio en el diario El Mundo.
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