...yo, yo y yo, bueno y tú...

Un ruido de llaves me sorprendió, te esperaba pero quizás no ahora mismo, quizás nunca, no se está preparada para esto.

-Hola, sólo vengo a por mis cosas.

-Vale, cógelas, está todo como lo dejaste.

No quiero mirarte, quiero evitarte, pero no puedo. Esa curiosidad insaciable que habita en mi interior me obliga a seguirte con la mirada, felina y escurridiza, a la vez.

-Te prometo que seré rápido.

-Tranquilo, tómate tu tiempo.

Mierda, aparentemente indiferente pero extremadamente cuidadosa con lo que digo y el modo en que lo hago, no soy tan calculadora, ni siquiera tan minuciosa. Me empiezas a contar que has vuelto con tus padres, que no te va tan mal, que en el fondo esto es lo mejor que nos podía pasar. Por nosotros, porque la vida es muy larga...
Dejo de escucharte, te evito, me sumerjo en mi burbuja de indiferencia fingida; miento fatal y tú haces ver que no te das cuenta, hasta para esto eres bueno. Me odio.

-Si quieres un día, cuando pase un poco el tiempo, ya sabes, cuando me instale de nuevo y nos acostumbremos a la nueva situación, podríamos tomar algo juntos.

-Claro, por qué no.

¿Porqué no?, eres imbécil, no quieres quedar con él, ni siquiera estas a gusto ahora mismo viéndolo pasearse por vuestra casa, bueno tu casa. Me odio más aún.

-¿Y qué tal lo llevas?, ¿me echas de menos? (risas desde la habitación).

-Bueno tirando, ya sabes, poco a poco.

Joder, te lo tomas con humor. ¿Qué tal lo llevo? pues mal, más bien fatal; desde el día que te dije que te fueras no me lo perdono. No quiero verte pero sin embargo necesito verte. No creo que esto hubiese funcionado pero simplemente necesito sentirte. Soy demasiado caprichosa y egoísta. Supongo que no estoy preparada para estar sola, y tú eras lo más parecido a mí y a la vez lo más diferente.

-El otro día me acordé de ti, pasé por delante de la estación donde nos conocimos, ¿te acuerdas?.

-Cómo no, lo pasamos bien ese día.

¿Bien? lo pasamos genial, ese día te conocí y me enamoré de ti. Imagínate lo bien que lo debimos pasar.
Quiero que te vayas, pero no me atrevo a pedírtelo, no por segunda vez. Es demasiado hasta para mí. No puedo tenerte tan cerca, porque necesito tenerte cerca. Termina pronto por favor, y vete, y no me llames, y…

-Oye creo que a pesar de todo somos amigos, y no sé, igual te parece inadecuado pero acabo de encontrar esta película (Factotum) y, bueno, quizás te apetezca que la veamos. Lo siento, sólo es un impulso.

-Está bien, no es una mala forma de…venga trae.

No sé porqué pienso una cosa y digo y hago otra. Me gusta tu compañía, demasiado.
Ahora me pregunto porqué te pedí que te fueras, no lo recuerdo, probablemente sea un problema no acordarme de porqué te eché de mi vida abriendo una puerta y cerrándola tras de ti. Creo que he decidido que no quiero que te marches.

-¿Tienes el coche aparcado?

-Si

-¿Te espera alguien?

-No

-Creo que sí te espera alguien

-¿Quién?

-Yo

A veces la estupidez humana no tiene límites, y la razón se nubla con el corazón. Qué poderoso es el jodido. Esta vez he tenido suerte, la próxima quizás no tengas una película y un abrazo esperando por mí.