Rubita
Novat@
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te gustan lo misterios??
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« : 4 de Febrero 2007, 02:08:24 » |
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EL VIOLINISTA DE LAS SOMBRAS.
Mi casa estaba situada a las afueras de la ciudad, cerca del antiguo puerto de pescadores, desde cualquier lugar podía escuchar las olas romper. Era una casa muy antigua y de construcción sólida y elegante que yo misma había restaurado, incluidos los muebles de estilo victoriano que encontré el día que la compré.
Noche tras noche practicaba con el violín en el salón de mi casa. El salón era una habitación enorme con el suelo lleno de alfombras y las paredes adornadas con antiguos tapices un poco ajados por el paso del tiempo, practicaba allí con mi violín por la buena acústica de la habitación.
Aquella noche estaba realmente inspirada y sentía unas ganas tremendas de practicar. Entré en el salón y abrí la ventana para dejar entrar la brisa salada que venía del puerto, cogí mi violín del armario donde lo guardaba, lo saqué de su funda y acaricié suavemente sus cuerdas con el arco. Comencé a tocar el ‘Réquiem’ de Mozart más entregada que nunca, en la habitación sólo existíamos la música y yo, o eso creía…
De repente, las llamas de las velas que iluminaban la habitación comenzaron a oscilar, pero aún así yo no les presté atención y seguí tocando cada vez con más entrega. Sentí una mano sobre mi hombro, pero no pude parar de tocar, la mano se dirigió hacia la mano con la que sujetaba el arco, otra mano se posó en mi hombro izquierdo. Eran manos frías pero suaves, éstas empezaron a guiarme, una dirigía el arco con el que yo tocaba y la otra hacía que sostuviera el violín en posición correcta.
Después de un par de minutos me atreví a preguntar ‘¿Quién anda ahí? ¿Quién eres? ¿Qué quieres?’ Nadie me contestó, pero las manos siguieron dirigiendo mis movimientos, seguí tocando y tocando durante un buen rato sin poder articular palabra, la música lo era todo, lo llenaba todo, me encontraba en un éxtasis inexplicable.
De repente sentí como mis manos eran liberadas, dejé caer el violín al suelo y me giré rápidamente para averiguar quién había sido mi maestro aquella noche, pero no encontré más que dos ojos de un color azul brillante que me miraban fijamente y de repente, como salida de la nada, una voz me contestó ‘Yo soy Monsieur Guillaume Geniuvere, antiguo propietario de esta casa, era violinista como tú ¿sabes? Haremos un trato, te dejaré vivir aquí si aceptas ser mi alumna, de lo contrario, tendrás que abandonar esta casa si no quieres sufrir una muerte lenta y dolorosa, como la mía…… ¿Qué respondes a esto?
Me quedé pálida y estuve a punto de desmayarme, pero me sobrepuse y firmé el trato, aunque nunca imaginé que hubiera de hacerlo con mi propia sangre.
Desde entonces comparto mi vida en esta casa con el fantasma de Guillaume, él es mi maestro, y jamás le abandonaría.
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