vestida de nostalgia

Cansada de ser yo y leer en tu pupila, me esperé a mi misma toda la tarde.
Y no llegaba nunca por eso indecisa y perezosa, esquivaba con excusas salí a la calle. Me harté de espararte, esperarme y salí sin mí. Me olvidé entre las paginas del periódico, me hice una coleta, con muy poca gracia y me calcé dos botas que me aprietan un poco, no sé por qué cogí un paraguas gris marengo... caminé un rato largo rumbo a la mesa del fondo. ¿Qué hago aquí? Nada que no hiciera allí, supongo..."¿Lo de siempre?" No, contestó al camarero con una decisión que desconocia tener, al menos hoy.

Quiero otro camarero, otras caras, otras historias y otra ciudad. Yo te quiero a ti... A estas horas vagan vuestras barrigas desde las cervezas de la larga barra hasta las tazas de esta mesa de formica y madera, que por cierto es feisima, la mesa del fondo, la de siempre, la que alguna vez me hizo de cama, he soñado tantas veces acariciando las cicatrices de esta mesa como si fueran las mias... por qué odio en mi lo que me resulta atractivo en mesas, miradas... Estoy cansada de todos vosotros. Os conozco. A ti, a tu padre, a tu abuela y a tus hijos, estas mesas... Sé donde vives, de que te ríes y porqué mientes.

-Tu café.
-¿Me das Fuego?
-Quédatelo, es propaganda de la casa
(...)
-Tiempo sin verte, nena.
-Sí.
-Traes mala cara, a saber en qué andas

Yo también te quiero. Lo pienso, pero no lo digo, nunca lo digo... Hay tantas cosas que me ahogan como el humo del tabaco que no fumo.
Demasiados años. Demasiados sueños apilados desde la bandeja a la fregadera. Yo me fui, era saltar o morir y elegi volar, que fuera el aire y no tú mi destino... Tú elegiste quedarte aquí, nosotros, mis cicatrices, sueños y miedos hace tiempo que nos escapamos con un grillete de ida y vuelta atado al bolsillo. Todavía estoy pagando a plazos mi billete.

Te has mirado al espejo últimamente, que tengo mala cara dice. ¿Qué contará mi cara?... mi gesto no es demasiado agradable hoy, lo sé, me olvidé la sonrisa en el último wisky... olvida mi cuerpo, este que hoy he vestido de recuerdos.

Siento frío, un frío que sale de dentro, hace calor entre estas cuatro paredes. Cuándo cambiarás los cuadros, eres un nostálgico.
Elegí mal también los pantalones, odio este vaquero, me queda pequeño. Siempre tuviste buen oído, tan malo como el mio... Las noticias de papel engañan el llanto seco.

Dejo de leer, y comienzan a escribir mis piernas en tus baldosas. La costura se cuela entre los pliegues y el tanga... Tu risa cómplice empieza a toser. ¿Quieres un caramelo?... creo que no llevo... Cuídate. "Ya no quedan aplausos, ¿te acuerdas?" Recuerdo... pero no me acuerdo cómo se canta de pie sobre un barril, sin micrófono y con una cuchara. Tanto con poco. Todo con nada. Echa la persiana, yo te ayudo, que esta vez yo no me quedo dentro. Hace tiempo que salte y es el aire el que elige... ya no me duele.