Al volver del entierro de un conocido, le llamó la atención una lápida que
decía lo siguiente:
"Aquí yace Vicente, que vivió cien años y murió a los veinte".
Este hombre, sin entender muy bien que es lo que aquella frase quería
decir, miró a ver si veía a alguien que se lo pudiera explicar..., mirando, mirando vio al encargado del cementerio y fue directamente hacia él para
ver si le podía explicar porque ponía aquello en esa lápida.
-Sí, por supuesto, lo escribí yo. Era un chico joven, de unos veinte
años, al que un día le toco el gordo de la primitiva y empezó a salir con
muchas chicas, luego se fue aficionando a toda clase de placeres, incluso a
los prohibidos, cochazos, barcos donde practicaba sexo sin medida, viajes
exóticos, noches sin fin, comilonas, bebida, preciosas chicas de lujo,
finalmente llego a las drogas y... a los veintitantos murió quemado por la
intensidad con que disfrutaba su vida, pero vivió más que muchos en 100 años, por eso le escribí aquello...
- Hombre, esto está muy bien, ¿quien podría escribir algo así en mi lápida cuando fallezca?
- Yo mismo. Pero primero he de hacerle algunas preguntas.
- Muy bien, empiece.
- ¿Trabaja?.
- Si, entro a la 7 de la mañana y no paro en todo el día, hasta que me
acuesto a las 0:00 más o menos, aunque sin dejar de pensar en el negocio.
- ¿Bebe?.
- No, no, no me gusta el Alcohol.
- ¿Usted sale con alguna chica?.
- No mi trabajo es muy importante y absorbe todo mi tiempo.
- ¿Viaja, tiene aficiones... ¿se da usted algún tipo de gusto?.
- No, no me van esas cosas.
- ¿Cuál es su nombre?.
- Emeterio.
- "¡Muy bien!", exclamó el hombre, "ya tengo su inscripción".
- "¿Cuál es?" preguntó Emeterio.
- AQUÍ YACE EMETERIO:DEL COÑO DE SU MADRE DIRECTO AL CEMENTERIO.
