Hace no mucho tiempo escribí estas líneas por y para alguien muy especial.
Hoy las he vuelto a releer y, por fin, ya no duelen....

Aquí las dejo.
Un beso a tod@s.

" Dicen que el naranja es el color que simboliza la alegría y la felicidad y que, paradójicamente, se utiliza para combatir la depresión. Debería reír? Seguro que sí, pero desde que te has marchado ya no me es tan sencillo…
A tu lado salté de alegría y al marcharte me quitaste el suelo que había bajo mis pies. Y aquí estoy otra vez, caída de nuevo, de rodillas llorando por ti, llorando por tu ausencia áspera y dura, una ausencia cuyos motivos no consigo comprender, desgajando mi alma que parece huérfana lejos de ti.
Te dejé entrar dentro de mi cabeza, poco a poco y sin darme cuenta, como suceden estas cosas … No importa la edad que uno tenga, el haber vivido o experimentado mucho o poco, no importa tampoco la edad o experiencia que tenga esa otra persona que se convierte, sin tú quererlo, en el centro de tu universo, en tu primer pensamiento cada mañana, en tu razón de ser, en tu pequeña ilusión recién reencontrada …
Es como tirarse por uno de esos toboganes interminables, con giros que te provocan una nausea dulce en el centro del estómago, una emoción que creías perdida hace ya mucho tiempo y que te eriza la piel, una nebulosa en la cabeza que te hace perder el sentido y la razón, que te hace actuar por instinto, con las vísceras y el corazón, sin fingir, siendo tú mismo en el estado más puro y más potente, cuando te crees que eres capaz de cualquier cosa con sólo pensarlo, cuando te sientes segura de poder tocar las nubes si levantas una mano, capaz de tenerte, amor, con un poco de tiempo … Y vas dando vueltas en ese torbellino al que has ido a parar por casualidad, esperando caer sin dejar jamás de flotar; pero la realidad, compañera cruel, te despierta de golpe sin una caricia previa, sin dulces palabras, con un simple y brutal adiós y un par de besos tristes en la mejilla.
Cuando espero ansiosamente verte en cualquier rincón no apareces, cuando creo oír tu voz, no estás, y no puedes llegar a imaginar el dolor inmenso que tu ausencia me provoca. Y sin embargo, cuando sin esperarlo te encuentro, siento como si un cuchillo muy bien afilado me atravesara el corazón, como carnaza en un matadero, como un huracán que se cruza mi vida, un desastre natural que durara tan sólo unos minutos y que se fuera después para dejar tras de si las huellas de su paso en mi retina: desolación, destrucción, muerte de todo aquello que una vez tuvo vida y fue cierto. Y de nuevo ese terrible dolor que me agarrota. Sin ti mis ojos han dejado de brillar y en los momentos más inoportunos se llenan de lágrimas que caen desbordando mis emociones, sin poder ponerles freno hasta que ellas mismas se agotan… Veo tus ojos sin estar aquí, sólo con cerrar los míos.
Los besos que te he dado sin rozar tus labios mientras hablabas conmigo, esas caricias sin tan siquiera rozar tu piel, tantas noches durmiendo a mi lado enredado en mis ideas y en mis sueños, tantas sonrisas furtivas al imaginar tu rostro, al oír tu voz… tanto amor que jamás llegarás a conocer. Porque ahora no estás y todo se ha vuelto gris. El sol no brilla con la misma luz, el espacio por el que me muevo es más frío y más grande sin ti y las personas que me rodean ya no son las mismas, o tal vez soy yo quien desde hoy es diferente…
He caído muchas veces, porque soy una experta en buscarle a mi vida más complicaciones de las necesarias, pero todas me he vuelto a levantar y he seguido caminando con mayor o menor fortuna. Pero esta vez he caído de bruces sobre la realidad, justo ahora que parecía que era feliz, pues sólo unos instantes a tu lado eran mi felicidad completa, con una mirada, con una dulce sonrisa, con una de tus acertadas palabras.
Y me lo arrancas. Por qué? Me quitas esa pequeña delicia que es contemplarte haciendo aquello que te gusta. Yo no soy la única que te echa de menos pero sí la única que se hunde en tu recuerdo, que te busca, que te llora, que te grita sin que mis súplicas, mis lágrimas, mi voz tengan jamás la oportunidad de acercarse alguna vez a ti. En silencio…
Me has dejado un color, un aroma, delicados detalles de ti mismo y unas horas que compartimos cómplices, sentados en aquel trozo de piedra fría, la misma donde hoy me siento, melancólica, a esperar que vuelvas, la misma donde espero a que renazca de mis cenizas mi fuerza y mi valentía y pueda, por fin, olvidar de qué forma me dejé arrastrar tras tus pasos.
Tu solo pensamiento me mortifica y me abre heridas muy profundas ahora mismo, pero he querido sentarme a escribir estas líneas por si, en un futuro espero muy cercano, me ayudan a ir sacando estas espinas que tengo clavadas muy en el fondo de mi alma, por si me ayudan a envolverte suavemente y a guardarte en un cajón de mi memoria, bien escondido, de donde no puedas escapar jamás sin yo pretenderlo. De este modo, tal vez con el tiempo, cuando ya no queden chicos gritando nuestros nombres, pueda volverlo a abrir y descubrir que ya no dueles, que eres un hermoso recuerdo de algo bonito que sucedió un día, de alguien fantástico y único que conocí una vez cuando menos lo esperaba y cuando más lo necesitaba. Entonces, te prometo que ya no lloraré al pronunciar tu nombre. Entonces, sonreiré, porque gracias a ti y durante ese poco tiempo fui una mujer a tu lado con lo poco o lo mucho que quisiste darme. Pero todavía es muy pronto y mis ojos se empañan sin dejarme ver con claridad el camino que debo tomar…. "