Soledad impertinente.

Soledad impertinente. Cuando la compañía te molesta y solo evadirte del mundo incluso de la soledad que nos rodea nos mantiene en pie. La lucha no había acabado y los dos sabíamos el final. Una muerte dulce entre un amor inacabado, durara lo que tardemos en enamorarnos los dos, o lo que tu tardes en darte cuenta que quieres a otro. Siempre a la espera, siempre pendiente de ti, de los momentos en lo que te puedo besar y lo que la gente nos mira. Sabes que te deseo, que hay momentos en los que me dejo llevar y luego tenemos que justificar porque actuamos así. Acuérdate de la noche que no tuvimos, en las que un sueño se rompió y nunca fue tarde para nosotros, simplemente fue pronto. Pero tu me dices, que no quieres hacerme daño, y no lo haces porque todo el daño es gratificante, porque las heridas que me causas, no son precio para el bien que me haces. Tus besos y caricias son el mejor bálsamo para las heridas. Pero no solo te quedas ahí, sino que profundizas y tus cuidados raparan viejas cicatrices. No funcionaremos pero aprovechémonos del momento. Sin esperanzas también se disfruta.
No tienes dudas, hemos muerto y nada de lo que nos rodea interacciona con nosotros, pero tu calor perdura. Tu simple recuerdo, me ayuda y reconforta.
Cuando un beso no se siente en los labios, cuando una caricia se introduce en tu cuerpo, cuando un ligero soplo de aire te eriza toda la piel. Cuando una lágrima recorre tu cara y tu pecho desnudo, acuérdate de la noche en la que no hubo lágrimas suficientes para expresar nuestro amor, no, amor no, tampoco sexo, solo amistad, o eso entendí yo. Cuando la amistad supera la pasión y todo lo que deseas es una caricia, un abrazo, una sonrisa que inunde de luz tu vida. Lo que sea con tal de que tu mirada inunde mi corazón de algo distinto al amor. Cuando me miras y asientes, reconoces hasta donde llegas, dejas tu límite pero me haces sentirme protegido por un alo de cariño. Quizás nunca seremos nada pero te tengo presente en mis mundos, donde lo único que te pido es un parte de ti, esa parte que puedo robarte meterla en mi maleta de mano y llevarte, no ha conocer países ni ciudades lejanas, no sacarte del país, ni siquiera de casa, y descubrirte mundos perdidos en mi interior.
Una de nuestras primeras conversaciones fue, sobre conexiones raras que hacíamos con la mente y nadie más nos seguía, lo recuerdas, ya hace tiempo de ello pero no dejo de pensar en lo capacitada que estas para inmiscuirte en mis mundos y saber distinguir las sensaciones que no logro identificar.