Dicktracy
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CARPE DIEM
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« Respuesta #47 : 20 de Noviembre 2006, 09:08:58 » |
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COPA MASTERS DE SHANGHAI
Marciano Federer, terrenal Blake
La facilidad con que el suizo encadena los éxitos contrasta con la dramática ascensión de su rival Domingo 19/11/2006 AGENCIAS
MADRID.- "De estar sentado en mi sofá, mareado y sintiendo que no podía levantarme ni para comer algo, hace dos años, a ser número cuatro del mundo hoy, es algo en lo que no pienso porque sé que me haría llorar". La confesión de James Blake ante la prensa tras sufrir otro revolcón por parte de Federer -uno más, el sexto en los mismos enfrentamientos- tras la final de la Copa Masters es la historia de superación de un ser humano que en Shanghai sólo se rindió ante un extraterrestre.
"Es algo que jamás pensé que fuera posible. Estoy orgulloso de haberlo hecho. Pero sé que no habría manera de conseguirlo en este mundo sin la gente que me rodea, sin mis amigos, sin mi madre, sin mi hermano. Le debo todo mi éxito a gente así", añadió Blake, cuyo cuerpo y mente no muestra secuelas del cúmulo de desgracias vividas durante la primavera y el verano de 2004.
Blake peleaba entonces por un puesto entre los 40 mejores del mundo cuando llegó a Roma, cita previa a Roland Garros. Pero no viajó a París. En la capital italiana, durante el un entrenamiento con Robby Ginepri estrelló su cabeza contra el poste de la red. Consecuencia, dos vértebras del cuello rotas y dos meses sin moverse. Aún se encontraba en fase de recuperación cuando conoció los terribles efectos del herpes Zoster. Con media cara paralizada y una pérdida auditiva y de visión considerables, Blake asistió a la recta final de la agonía de su padre, fallecido poco después víctima de un cáncer.
"Sólo pensaba en recuperarme, no en volver a competir", recordaba la ya primera raqueta del tenis estadounidense, por delante de Andy Roddick. "No podía mover media cara y me conformaba con poder sonreír de nuevo y poder salir a la calle. Luego, pensando ya en el tenis, creo que hasta diciembre no pude golpear con fuerza a la pelota". Pero Blake ha vuelto. Desde niño aprendió a sobreponerse a cualquier tipo de impedimento, sobre todo físico. Con 13 años superó una escoliosis con una protección para la espalda que debía utilizar durante 18 horas al día. Aun así, finalizó primero del país en el campeonato escolar.
Entre los agradecimientos repartidos durante su discurso como finalista del Masters en su primera participación, Blake no incluyó a Arthur Ashe, hasta ahora el único afroamericano presente en el partido por el título de un torneo de maestros. Quizá no fuera el mejor momento, pero Blake siempre reconoce la incidencia del único campeón negro de Wimbledon.
Aquel triunfo ante Jimmy Connors convirtió al padre de James en un enamorado del tenis. "Es una suerte que Arthur Ashe sirviera de inspiración a gente como mi padre e, inderectamente, a mí", afirmó un día en la cadena Espn. Y aún fue más lejos. "Si Ashe no hubiera existido, a lo mejor yo tampoco estaría aquí, porque mis padres se conocieron a través del tenis. Supongo que tengo mucho que agradecerle a Arthur...".
Ashe rompió las barreras racistas en EEUU al formar parte del equipo de Copa Davis en 1963. Desde entonces, MaliVai Washington y Blake representan las úncas raíces africanas que han luchado por la Ensaladera con EEUU, aunque esa dinámica podría romperse con la aparición de jóvenes talentos como Scoville Jenkins y, sobre todo, Donald Young.
Contra la discriminación racial también debió rebelarse el joven Blake. Hijo de padre negro y madre inglesa, desde pequeño tuvo que soportar los comentarios de otras familias presentes en en las pistas de entrenamiento. Una mujer le dijo un día a su madre: "Es mala suerte. Tu hijo está en el medio. Puede ser odiado por negros y blancos". Betty no dudó su respusta: "Yo prefiero pensar que puede ser querido por ambos".
Blake cuenta hoy con el cariño del público estadounidense y la revista 'People' lo clasifica entre los hombres más sexys del planeta. También se ha ganado la simpatía de la mayoría de colegas de la ATP. Entre ellos, Roger Federer, el primero en felicitarle por su nueva condición de número cuatro del mundo.
La esencia del juego valiente de James Blake, su lectura casi kamikaze de la estrategia, nació en el Harlem Junior Tennis Program, en Nueva York. La de Federer, elegante, cerebral, técnicamente casi perfecta, se cultivó en un exclusivo club en Basilea, Suiza, en el corazón de Europa. El actual número uno del mundo no ha sorteado tantas adversidades físicas. Su línea, salvo en su primer año como profesional, siempre fue en ascenso.
Federer, 15 derrotas en tres años
"Todo lo que quiero hacer funciona", explicó tras sumar el 45 título de su carrera en una temporada en la que sólo ha caído frente a dos tenistas, Rafael Nadal (cuatro finales) y el escocés Andy Murray (2ª ronda de Cincinnati). "Llegar a este punto de mi carrera en el que me siento tan contento con mi juego viene después de un camino tan largo que, de verdad, no tengo palabras para describir este rendimiento".
Desde el comienzo de 2004, cuando ascendió al primer puesto de la clasificación mundial, Federer sólo ha perdido 15 partidos, seis frente a Nadal, y sólo le han vencido 10 jugadores distintos. Berdych, Hrbaty, Kuerten, Albert Costa, Henman, Nalbandian, Gasquet, Safin y Murray son los otros afortunados. "Para mí, no hay una explicación de por qué juego tan bien en los grandes momentos. Me ocurrió también en la final de Shanghai, con bolas increíbles en los grandes puntos. Por alguna razón, al final simplemente acaba pasando lo de siempre", explicó sobrado el helvético.
Matemáticamente ya está garantizado que Federer superará el récord de Jimmy Connors con más semanas consecutivas como número uno de la lista de la ATP (160) el 26 de febrero próximo. "Creo que definitivamente es uno de los grandes récords que he conseguido, tal vez el mejor en toda mi carrera. No veo qué secreto hay tras ello, de verdad que no".
James Blake, tras el partido. (AP)
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