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La pesadilla de LOBA SOLITARIA
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« : 22 de Octubre 2006, 00:57:34 » |
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Las mujeres consultan cada vez más por la falta de deseo sexual
La mayoría trabaja demasiado, padece estrés y tiene un alto nivel de exigencias. Los especialistas aseguran que hasta el 60 por ciento de las parejas que van a una terapia tienen el deseo disminuido.
Mariana Iglesias
Trabajan todo el día. Atienden a sus hijos. Se ocupan de la casa. Y encima tratan de cuidarse y estar lindas. Claro, están agotadas. Cansadas. Estresadas. Y, se sabe, el estrés es el peor amigo del sexo. Pero por otro lado, estas mujeres de hoy están bastante bien informadas y un tanto más liberadas, por eso cada vez son más las que se animan a consultar si sienten que tienen problemas sexuales.
Y, en el ranking de dudas, los especialistas coinciden. El problema principal de las mujeres es el deseo sexual inhibido: no tienen ganas, no disfrutan. Algunas incluso la pasan realmente mal.
"El estrés crónico produce alteraciones de la atención, la memoria, la percepción y la ideación, ingredientes imprescindibles del deseo en general y del deseo sexual en particular. El exceso de trabajo, el cansancio y las complejidades de la vida cotidiana nos alejan cada vez más de la sexualidad. Hemos ido perdiendo juegos, galanteos, tiempos y rituales imprescindibles para la aparición del deseo, que es el motor de la excitación", explica a Clarín Diana Resnicoff.
"Resolver los problemas relacionados con el deseo sexual es un desafío a enfrentar. En los últimos años son muchas personas las que buscan ayuda por disminución y pérdida de deseo sexual. Las estadísticas muestran que entre el 40 y el 60 % de las parejas que van a terapia sexual son diagnosticadas con deseo sexual hipoactivo", asegura Resnicoff.
La sexóloga es la vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana y presidenta del 1º Congreso Iberoamericano de Avances en Sexología Clínica que se hará hoy en el Hotel Conquistador, donde discutirán de la inhibición del deseo sexual.
La especialista asegura que son cada vez más las mujeres que consultan, y hace hincapié en "despatologizar" la consulta femenina: una mujer que no obtiene placer en la relación sexual tiene un problema, pero no está enferma. "Hay un incremento de consultas por deseo sexual inhibido, pero es lógico, ya que el deseo es sensible a las situaciones de estrés. Además, el pedido contemporáneo al sexo es de una exigencia descomunal. Siempre disponible, floreciente, y apasionado como el primer día. Quizás no estemos programados para esas demandas", dice Resnicoff.
Además del estrés, hay otras causas de disfunción del deseo. El sexólogo Adrián Sapetti hace un listado: "Los cuadros depresivos; las disputas conyugales; las frustraciones por impotencia, la eyaculación precoz; los conflictos neuróticos relacionados al placer y al éxito ("los que fracasan con el éxito", decía Freud); los problemas derivados de una educación restrictiva donde el goce era pecado; pérdidas laborales, familiares, amorosas, económicas".
Sapetti habla de alcoholismo; de operaciones de mama, útero, ovarios, próstata, ligadura de trompas; y de las crisis vitales: irse de la casa de los padres, jubilación, cumpleaños (los 40, los 50), casamiento, embarazo, post-parto, el nacimiento de los hijos.
¿Cómo se abordan estos casos? "El tratamiento depende de la causa: no es lo mismo la inhibición sexual por un problema hormonal que la producida por el mal uso de psicofármacos, o por cuadros fóbicos, obsesivos o psicóticos donde el psicofármaco es necesario", dice Sapetti.
Y agrega: "Si la causa es por problemas situacionales o vinculares el tratamiento más usado y efectivo, a veces combinado con ayuda de medicamentos, consiste en una terapia sexual corta, entre 10 y 15 sesiones. En algunos casos basta con que asista sólo el varón o la mujer disfuncional pero resulta bastante habitual y provechoso convocar a la pareja".
Los especialistas no dudan del éxito del tratamiento. Resnicoff cita a Helen Kaplan, una pionera de la sexología, que propone un modelo clínico que intenta que el paciente evoque por sí mismo el deseo sexual, a través de fantasías y escenas eróticas. "La intervención sexológica, desde esa perspectiva, propone aumentar el entendimiento de los pacientes sobre sus conductas antisexuales y sus antifantasías, que determinan la supresión automática de sus deseos sexuales, sin su conocimiento consciente. Se logra sustituyendo los pensamientos negativos por imágenes y fantasías sexuales positivas".
O como dice Sapetti: "Hablar de inhibición del deseo y no de pérdida sugiere que Eros espera resurgir con fuerza cual Ave Fénix de sus propias cenizas".
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