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Autor Tema: Tabaquismo en personas mayores  (Leído 543 veces)
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La pesadilla de LOBA SOLITARIA


« : 23 de Septiembre 2006, 18:23:00 »

Tabaquismo en personas mayores 
Desde el 1 de enero de 2006 no se puede fumar en lugares públicos, como en las oficinas y en determinados bares... Con este motivo queremos ofrecer una visión desde la atención al anciano tanto enfermo como sano (Geriatría y Gerontología) dando información sobre la nueva Ley Antitabaco y consejos para dejar de fumar, además de datos útiles sobre el mundo del tabaco y la relación con los ancianos. 


1. Nueva ley antitabaco
    1.1. ¿Puedo quejarme si alguien fuma a mi lado?
    1.2. ¿Podremos regalar cigarrillos de chocolate?
2. El riesgo de consecuencias negativas es mayor
    2.1. Mayor mortalidad
    2.2. El tabaco multiplica la depresión en ancianos
    2.3. Mayor riesgo de tuberculosis
    2.4. Fumar potencia la mayor causa de ceguera
3. Beneficios de dejar de fumar
4. Factores que dificultan dejar el hábito
5. Consejos para dejar el hábito del tabaco

 
  1. Nueva ley antitabaco 


La ley es muy estricta en la prohibición de fumar en lugares cerrados, incluidas las instalaciones deportivas.

Esta ley pretende proteger de las consecuencias del tabaco a los no fumadores y fomentar la abstención del tabaco en los fumadores.

Se plantearán ahora situaciones nuevas respecto a la practica de fumar y lo relacionado con el mundo del tabaco.
 


1.1. ¿Puedo quejarme si alguien fuma a mi lado?
Con todas las de la ley, sí. Una de las excusas esgrimidas por los fumadores poco considerados hasta la fecha se va a terminar, porque la ley cita una infinidad de escenarios donde no se pueden encender pitillos: ascensores, trenes y barcos, cabinas de teléfono, colegios, centros comerciales, etc.

1.2. ¿Podremos regalar cigarrillos de chocolate?
No, esa práctica es cosa del pasado. La norma prohíbe expresamente vender cualquier mercancía a menores de edad parecida a algún producto del tabaco. O sea, que podrán regalarlos cuando los chicos cumplan los 18 años.




  2. El riesgo de consecuencias negativas es mayor 


Nueva ley. Es muy estricta y limita la posibilidad de fumar en lugares públicos.
   

Los ancianos presentan un mayor riesgo ante las consecuencias nocivas del tabaco. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) destaca que el abandono de este hábito por parte de las personas mayores no sólo aumenta su esperanza de vida, sino que reduce su dependencia tanto física como psíquica.

Los profesionales médicos y el personal sanitario nos convertimos en el eje clave para lograr que el anciano fumador abandone el tabaco. Queremos hacer especial hincapié en los beneficios que supone dejar de fumar en un grupo de población que, debido a sus características, es especialmente sensible a los efectos nocivos del tabaco: los ancianos.

Todos los estudios apuntan a que existe un aumento tanto de la morbilidad como de la mortalidad en los ancianos fumadores con respecto a los no fumadores, siendo este riesgo más elevando en los hombres que en las mujeres.

El anciano, por las características inherentes al propio envejecimiento (cambios fisiológicos, presencia de algunas enfermedeades, fragilidad etc.) presenta un mayor riesgo de enfermar por el tabaco y un mayor riesgo a morir por las enfermeades que este provoca o agrava y las complicaciones que produce.
 


2.1. Mayor mortalidad
Más de 55.000 personas mueren al año en España por el consumo de tabaco. Además, el tabaquismo se sitúa como la primera causa de fallecimiento en nuestro país por encima del SIDA, los accidentes de tráfico o las drogas, según el Ministerio de Sanidad.

De la mortalidad atribuible al tabaco, tres cuartas partes son debidas a cuatro enfermedades: cáncer de pulmón, EPOC, cardiopatía isquémica y enfermedad cardiovascular.

Todas ellas tienen una gran prevalencia en el anciano, e incluso es en este grupo de edad dónde se van a diagnosticar o comienzan a identificarse como enfermedades agudas o bien como empeoramientos de enfermedades crónicas ya conocidas, pero ahora con limitaciones funcionales, haciéndoles dependientes de una segunda persona. 

2.2. El tabaco multiplica la depresión en ancianos
Un estudio dirigido por el Dr. Jorge Cervilla, profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Granada, ha demostrado que el tabaco multiplica por dos el riesgo de padecer depresión en personas mayores de 65 años, independientemente del sexo.

La investigación incide, además, en dos parámetros para disminuir la prevalencia de la depresión: no fumar y la inclusión en la dieta de ácidos grasos esenciales.

La explicación está en que fumar acarrea una mayor probabilidad de patología cardiovascular y cerebral, dos factores de riesgo "central" en la depresión del anciano.

El Dr. Cervilla concluye que "el tabaco interacciona con otros factores y a lo largo de la vida se asocia con mayor depresión".

2.3. Mayor riesgo de tuberculosis
En otro estudio de más de 42.000 pacientes ancianos seguidos prospectivamente para determinar los casos de tuberculosis detectados, se encontraron 186 casos que fueron confirmados por cultivos y en función de los datos se observó que los fumadores actuales tienen un exceso de riesgo de Tuberculosis (TBC) del 2,87, respecto con los no fumadores.

Este estudio demuestra la clara relación entre el tabaco en los ancianos y aparición de TBC activa.

2.4. Fumar potencia la mayor causa de ceguera
Fumar potencia la mayor causa de ceguera en ancianos. El mayor estudio británico realizado hasta ahora sobre tabaco y ceguera en ancianos ha demostrado que el consumo de cigarrillos duplica el riesgo de degeneración macular.

Esta enfermedad es la primera causa de déficit visual en las personas mayores de los países industrializados y constituye un problema muy frecuente en esta población.

Los investigadores se centraron en sujetos mayores de 75 años con algún problema de agudeza visual. Una vez controlada la posible interferencia de los resultados por otros factores, se observó que los consumidores de tabaco tenían algo más del doble de probabilidades de padecer degeneración macular.

Los ex fumadores presentaron más riesgo que la población sin este hábito tóxico. Sólo en sujetos que abandonaron los cigarrillos hace más de 20 años se llega a igualar el riesgo con los no fumadores.

La degeneración macular es una enfermedad que afecta a una zona de la retina llamada mácula. Es justo en esta zona donde se acumula la mayor cantidad de receptores visuales por lo que cualquier lesión a este nivel provoca grandes pérdidas de visión. En concreto se desarrolla un tipo de ceguera denominada "central" en la que el paciente es incapaz de ver el centro de una imagen.




  3. Beneficios de dejar de fumar 


Dejar de fumar a cualquier edad produce beneficios muy significativos en la salud.

En el caso específico de los ancianos que llevan décadas fumando, el abandonar este hábito nocivo puede evitar o reducir el riesgo de diversas enfermedades como: las cardiopatías, el cáncer o las enfermedades respiratorias.

Puede estabilizar enfermedades ya presentes, evitando su progresión como la enfermedad obstructiva crónica y prolongar la vida permitiendo un funcionamiento independiente con menos restricciones.

Este punto puede considerarse como uno de los principales argumentos para aconsejar al anciano fumador que abandone su hábito, buscando una mejor calidad de vida frente a la simple perspectiva de prolongación de la misma.





  4. Factores que dificultan dejar el hábito 


Ante todos estos datos parece lógico pensar que la solución es fácil: abandonar el tabaco. Pero esto habitualmente no se realiza de un día para otro; suele ser un proceso más largo por el que va pasando el fumador a lo largo de varios años antes de que realice el intento definitivo de abandono de sus cigarrillos.

En estos intentos fallidos influyen otros aspectos como los enormes intereses económicos de las tabaqueras, la adicción que produce la nicotina entre sus consumidores, la recaudación de impuestos y la escasa sensibilización política ante este problema.

Pero sobre todo, en la vejez influyen aspectos socioculturales adquiridos durante toda la vida y profundamente arraigados en la persona, que siguen perdurando muchas veces por el pensamiento erróneo de la sociedad e incluso del personal sanitario que dice "a esta edad, ¿para qué sirve quitárselo? Mejor dejarle tranquilo y que el tiempo que tenga que vivir que lo viva feliz"

Dado que los pacientes mayores visitan al médico o algún marco sanitario varias veces al año y en un porcentaje mayor al del resto de la población, los médicos y los profesionales sanitarios constituyen piezas fundamentales para que el anciano deje el tabaco. Así, debe proporcionarse y hacerse accesible un tratamiento para dejar de fumar a todos los fumadores en todas sus visitas a la consulta.

Cobra clara relevancia en este caso, el papel claro, inequívoco y serio de los profesionales de salud (enfermería, médicos etc.), en proporcionar información adecuada sobre el tabaco a sus pacientes y, al mismo tiempo, si éstos son fumadores, tomar un papel activo en su decisión de dejar de fumar y animar a que se respeten los espacios en los que está prohibida esta práctica.





  5. Consejos para dejar el hábito del tabaco 


La voluntad es el principal requisito para dejar de fumar y buscar las ayudas que se puedan ofrecer, que son muchas, desmitificando tratamientos farmacológicos o de otro tipo que, en teoría, facilitan al fumador el abandono del tabaco.

Lo básico es que el fumador quiera dejarlo porque su salud se va a beneficiar, ya que el tabaco, además de muerte, sólo provoca sufrimiento, enfermedades, problemas cardiovasculares y bronquitis.

No obstante citamos algunos consejos para los que lo vayan a intentar:

- Fije una fecha para dejar de fumar.

- Cambie su medio ambiente.

- Deseche TODOS los cigarrillos y los ceniceros de su casa, automóvil y lugar habitual o de trabajo.

- No permita que las personas fumen en su casa.

- Recuerde las ocasiones anteriores cuando intentó dejar de fumar. Piense en lo que funcionó y en lo que no funcionó.

- Una vez que deje de fumar, no fume ¡NI SIQUIERA UNA BOCANADA!

Es fundamental que obtenga apoyo y estímulo.

- Dígale a su familia, amigos y compañeros que dejará de fumar y que desea su apoyo. Pídales que no fumen cerca de usted ni dejen cigarrillos a la vista.

- Hable con su médico, dentista, profesional de la enfermería, farmacéutico, psicólogo y pida consejo para dejar de fumar.

- Obtenga ayuda individual, de grupo o por teléfono. Hay programas que se ofrecen en hospitales y centros médicos locales.

 
Dr. D. Javier García Monlleó 
Especialista en Geriatría
 
Jefe del Servicio de Medicina Interna y Geriatría y Director Médico del Hospital San Rafael de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (Granada).
 
 
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