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Karmofilo
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La pesadilla de LOBA SOLITARIA
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« Respuesta #3 : 4 de Septiembre 2006, 16:53:23 » |
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Desnudos que calientan la pantalla
Plus!: A través de los años, reconocidas figuras impusieron en la televisión sus esculturales anatomías logrando que sus atributos se transformaran en el pasaporte directo a la fama.
Con el paso del tiempo, la televisión Argentina ha evolucionado en forma notable y con ella, la anatomía de la mujer fue cobrando una mayor importancia aunque al principio los programas tan solo se atrevían a mostrar, con cierto pudor, picardía e ingenuidad, algún que otro encanto femenino, poco a poco todo se fue transformando en una alocada competición para exhibir cada vez más.
En los comienzos de la tevé, María Concepción César, quien fue reconocida como las piernas mejor torneadas de la escena nacional, supo aprovechar de manera inteligente aquello que la naturaleza le brindó, sumándole, además, sus grandes dotes para la actuación, y fue así como logró adueñarse de todos los suspiros de la platea masculina.
Susana Giménez fue otra de las mujeres que aprovechó sus curvas para acariciar la fama cuando a partir de la publicidad de un jabón de tocador, donde se atrevió a hacer uno de los primeros desnudos en la tevé, se convirtió en el icono de la juventud de esa época aunque tiempo después decidió darle a su carrera un enfoque diferente.
Moria Casán con sus escotes más que pronunciados y caminar felino, y Graciela Alfano, extremadamente armónica y de movimientos sensuales, hicieron culto de sus espectaculares anatomías, consiguiendo, de esta manera, el pasaporte a la popularidad.
Claro que el público, sediento de ver mucho más para dejar cada vez menos librado a la imaginación, fue obligando a los canales a producir una notable metamorfosis televisiva, la cual fue descubriendo nuevos atributos de nuestras bellezas nacionales, esos mismos que hasta el momento solo eran parte de los sueños masculinos.
Y así, la cola perfecta de Patricia Sarán, quien en un diminuto ascensor intentaba colocarse unos jeans sumamente ajustado y el escultural cuerpo de la bellísima Araceli González, cubierto solamente por pintura que imitaba algún tipo de atuendo, se tornaron no sólo en recordados íconos, a mediados de los años ochenta y principios de los noventa, sino que también en grandes carreras dentro del mundo del espectáculo.
Pero todo este desenfado ya no alcanzaba, ni siquiera Noemí Alan o Amalia “Yuyito” González luciendo diminutas prendas íntimas que dejaban admiran sus estupendas geografías humanas, tampoco los glúteos perfectos de Adriana Brodsky, Silvia Pérez, Beatriz Salomón o Susana Romero en los ciclos del genial humorista Alberto Olmedo.
Porque “si no la mueve (la colita) la tiene paspadita”, no era suficiente para poder emitir un juicio, había que comprobarlo con los propios ojos, entonces pasó el tiempo de sugerir y sobrevino el de mostrar y en el horizonte de la TV comenzaron a pulular nuevas chicas que elevaron su voltaje erótico, con cuerpos perfectos, bocas sensuales, “lolas” exuberantes y colas firmes, todo en gran armonía, como dictan los mandamientos del quirófano, y en su lugar, aunque en algunos casos las cirugías dejaron poco espacio para que el cerebro funcione correctamente.
Como el sexo es un mecanismo muy eficaz para afectar sensiblemente a los espectadores, y es la forma de comunicación más penetrante, los desnudos y las escenas explícitas se convirtieron en moneda corriente de la televisión, sin importar los horarios, la idea es mostrar cuerpos y escenas subidas de tono.
Luciana Salazar, Romina Gaetani, Karina Jelinek, Victoria Onetto, Daniela Cardone, Jésica Cirio, Lorena Ceriscioli, Dolores Trull y Leticia Brédice, entre una extensa lista, han expuesto frente a las cámaras sus preciados dones de forma directa y sin pudores, evitándonos la difícil tarea de imaginar pero claro está, ante un público acostumbrado a más, todo sigue sin ser suficiente…
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