La Mostra de Venecia, el festival de cine más antiguo del mundo, llega este miércoles a su 63 edición con una extraña sensación de intranquilidad al sentir el aliento en la nuca de la nueva Fiesta Internacional del Cine de Roma, que se inaugura en octubre. Aunque de momento estrellas de Hollywood parece que hay para los dos eventos -los directores Brian de Palma y Oliver Stone, entre otros, estarán en la ciudad de los canales, y los actores Sean Connery y Nicole Kidman en la del Coliseo-, el miedo estriba, según los expertos, en si existe mercado para tanto festival y tan seguido.
Una intranquilidad que el responsable de Venecia, el presidente de la Bienal, Davide Croff, ha tratado de pasar por alto, aunque no ha dejado de reconocer una rivalidad con el nuevo evento en la capital italiana.
"No comparto el clima de polémica o miedo que alguno alimenta", declaró Croff al semanario italiano L'Expresso, al que también dijo: "la iniciativa de Roma nace más allá de la voluntad de Venecia, pero la Bienal, que no tiene instrumentos para poner vetos, quiere evitar cualquier contraposición".
Pese a ello, ha reconocido que "la competencia existirá" y ha expresado su esperanza de que ésta sea positiva, algo que comparte el presidente de la Fundación Música por Roma, Godoffredo Bettini, uno de los promotores de la Fiesta, para quien "la oferta de cultura crea demanda".
En terreno enemigo, durante una rueda de prensa que celebró en Roma a finales de julio, Croff señaló los límites o, al menos, las condiciones para la supervivencia: "el objetivo es superar ópticas individuales para favorecer una óptica del sistema".
Por ese motivo, Croff destacó que ambas ferias cinematográficas deben ser "diferentes" y propuso "diferenciar al máximo los perfiles, los programas y los segmentos de público".
También el alcalde de Roma, Walter Veltroni, el cerebro detrás de la Fiesta Internacional, ha asegurado públicamente: "No estamos en competencia con nadie y menos con esa gran realidad de la historia del cine que es Venecia".
Una disputa feroz
Pero para los medios locales, la disputa está servida y es feroz.
"Es una guerra fría, incruenta, subterránea, pero es una guerra", aseguraba recientemente el diario La Repubblica, de Roma. De hecho, por muy diferentes que pretendan ser, ambos festivales han optado por llamar a las puertas de Hollywood para asegurarse el seguimiento mediático.
La Mostra contará con trece películas estadounidenses, de las que cinco estarán en la sección de competición y serán primicia mundial, entre ellas el último título de cine negro de Brian de Palma, The Black Dahlia.
También serán primicia internacional la última película de Oliver Stone, World Trade Center, y el último trabajo de Spike Lee, When the leeves broke. A Requiem in Four Acts.
Aunque aún no se conoce por completo el programa de Roma, desde la capital ya se ha dejado saber que ellos se han quedado con Nicole Kidman para el bautismo de la Fiesta de Roma, y que contarán con la presencia de Sean Connery y de Robert de Niro.
"El hecho es que, como las fechas demuestran, la proximidad con Venecia hace inevitable la alternativa: un director italiano o estadounidense que quiera promover un film debe inevitablemente escoger entre las dos manifestaciones. También el público. No todos pueden permitírselo, por tiempo y por dinero", aseguró La Repubblica.
Y por si alguno duda de la existencia de la guerra, ahí quedan las recientes declaraciones del director de la Mostra, Marco Muller, quien ha asegurado que el programa de Roma está "hecho con los descartes de Venecia y Cannes"; o las más contundentes del alcalde de Venecia: "Si el Estado da dinero a la capital para la Fiesta del Cine, echo mano a la pistola".
Elconfidencial
Se habre el telon del glamour!!
