“Son súper complicadas”. “Quién las entiende”. Ese tipo de oraciones llenan por completo el vocabulario masculino cuando se trata de definir a las mujeres y su naturaleza. El motivo de tanto cuestionamiento radica en la aparente diferencia de los sexos.
Para los hombres, las mujeres constituyen un verdadero enigma que tiene que ver básicamente en los cambios de estado de ánimo durante el mes. A veces más sensibles, otras más irritables y también hay momentos en que el buen humor prima.
Según algunos expertos y quienes han escrito libros destinados a determinar las “grandes” diferencias entre géneros, el motivo principal del distanciamiento tendría que ver con un asunto netamente hormonal.
Sin ir más lejos, el best seller de John Gray “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”, lo decía en un capítulo destinado principalmente a describir el impredecible carácter femenino. “En el caso de las mujeres, su autoestima y sus sentimientos de bienestar y malestar suben y bajan en un movimiento ondulante, como una ola. Cuando se sienten realmente bien llegan hasta lo alto, pero entonces su estado de ánimo decae y la ola se viene abajo”.
Esto tendría relación con los ciclos hormonales, pues dicen los expertos que en los momentos en que la mujer está en su momento bajo, tienden a salir a la superficie sus conflictos más profundos, algunos de los cuales se remontan a la infancia.
De ahí a que los hombres acusen de “hormonales” a las mujeres. Sin embargo, recientes estudios muestran algo distinto, ya que revelan que el motivo de la fluctuante personalidad femenina radica en un tema netamente genético.
No es hormonal
Contrario a lo que se creía, las características femeninas no guardan sólo relación con un asunto hormonal o con tener un ciclo mensual.
Un equipo internacional liderado por la doctora Laura Carrel, del Colegio Estatal de Medicina de Pensilvania (EE UU), detalla de la siguiente manera los resultados que avalan las diferencias entre sexos y que explican la complejidad de las mujeres.
Con la excepción de los óvulos y los espermatozoides, cada célula del cuerpo humano contiene 46 cromosomas. De esos cromosomas, 44 forman pares iguales en hombres y mujeres. Sin embargo, los dos cromosomas restantes, que definen el sexo, se agrupan de manera diferente, de modo que las mujeres poseen dos cromosomas X, mientras los hombres tienen un X emparejado con el cromosoma masculino Y.
Comienza entonces la gran diferencia. Según los científicos, uno de los cromosomas X suelen quedar silenciado en cada célula de la mujer y el otro permanece activo. Pero los especialistas dirigidos por la doctora Carrel han descubierto ahora que el cromosoma silenciado no se desactiva completamente. ¿ Qué implica eso?
“Nuestro estudio muestra que el cromosoma X inactivo en las mujeres no es tan silencioso como pensábamos”, afirmó la doctora Carrel.
Por lo mismo, y en opinión de la experta, “los efectos de esos genes del cromosoma X inactivo podrían explicar las diferencias entre hombres y mujeres que no son atribuibles a las hormonas sexuales”. Un mundo de conocimiento que recién comienza a investigarse.
Hasta en los sueños
Existen otras pruebas que revelan que hombres y mujeres son diferentes. Los sueños son un hecho concreto. Dos estudios, uno británico y otro alemán, revelaron que los hombres y mujeres sueñan distinto.
La investigación de la Universidad de Mannheim, en Alemania, diferencia claramente a hombres de mujeres. Ellos sueñan con mujeres y armas; ellas, con ropa y recuerdos familiares.
Asimismo, el asunto también demuestra que estamos en clara evolución. Mientras ellas sueñan dos veces más con temas laborales que hace 50 años. Los hombres también sueñan con el trabajo, mucho más que hace 40 años. Pero son pesadillas: El miedo a perder el trabajo está latente.
Esta diferencia se debe que ellas cada vez están más insertas en el mercado y que los hombres soportan mucha presión para mantener una familia.
La British Association for Counselling and Psychoterapy (BACP), agregó que las mujeres tienen como tema central en sus sueños a la niñez y la sensación de caer de un precipicio. Los sueños de la mujer tienen el sello de la ansiedad.
Ellos tienden hacia la niñez y los padres, y a menudo transitan experiencias malas e inseguridades, explicó Philip Hodson, de la BACP.
“Los sueños de las mujeres contienen emociones más explícitas, especialmente relacionadas con lo familiar, y muestran una presencia más alta de lugares interiores, de objetos de la casa y de referencias a la ropa”, concluyeron los investigadores de Mannheim.
