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« Respuesta #15 : 28 de Mayo 2006, 09:16:53 » |
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son muchas casualidades eso no quiere decir que no este a favor como bien dije anteriormente,pero sigo aportando datos,aca una entrevista de hoy mismo:
RAFA DÍEZ USABIAGA, SECRETARIO GENERAL DE LAB
La izquierda abertzale está dispuesta a ser minoría en un marco democrático sin límites»
MANU RUEDA - SAN SEBASTIÁN
El secretario general de LAB, Rafa Díez Usabiaga, reflexiona sobre la actualidad política y sindical al cumplirse dos meses de la declaración de alto el fuego permanente de ETA. Desde su posición de liderazgo en la izquierda abertzale admite que «no se puede desarrollar ningún proyecto político desde parámetros de violencia», aunque elude condenar esa práctica.
-¿Qué reflexión ha realizado ETA para declarar un alto el fuego?
-Desconozco los elementos específicos de su reflexión. A mi juicio, el alto el fuego permanente se plantea para el impulso de un proceso democrático, para establecer un debate sobre las raíces del conflicto y sobre un proceso de soluciones. A partir de ahí, ETA como organización autónoma también habrá valorado otro tipo de variables de la situación política en Euskal Herria y en el Estado con la llegada del PSOE al Gobierno. Desde luego hay una cuestión objetiva: los instrumentos jurídico-políticos establecidos en la Transición han tocado techo. El Estatuto, el Amejoramiento del Fuero, el modelo territorial han tocado techo y la sociedad vasca se plantea un futuro en otras dimensiones.
-¿No cree que la presión policial y judicial, el 11-M, el hartazgo social... habían llevado a ETA y a la izquierda abertzale a un callejón sin salida?
-No. Hay muchos factores, pero creo que es evidente que desde Lizarra-Garazi el autonomismo tenía un rejón de muerte. La izquierda abertzale siempre ha medido la evolución del proceso en términos políticos, no en términos militares o de otra naturaleza. Se ha llegado a una situación en la que es necesario revisar las reglas de juego. El debate es reconocer la existencia de un pueblo y abordar el proceso para que la sociedad vasca decida su futuro.
-En el alto el fuego, ¿qué influencia han tenido Batasuna y LAB?
-ETA es una organización autónoma. En este momento tanto Batasuna como LAB están implicadas en buscar un escenario definitivo de soluciones y ETA lo que ha realizado con su iniciativa es una aportación al proceso, aunque no sabemos si hay otro tipo de compromisos con el Estado español.
-¿Cómo ha convencido el sector político de ETA al militar para llegar a la actual situación?
-No es un problema de convencimientos entre sectores. Hay un nivel de maduración en torno a la situación.Yo creo que la izquierda abertzale en Lizarra-Garazi, y después con la propuesta de Anoeta, viene recorriendo un camino con mucha coherencia. Aunque es evidente que si en vez de Zapatero hoy hubieran estado Aznar y el PP en el Gobierno, no estaríamos hablando de esta situación política.
-¿A qué cree que espera ETA para anunciar su retirada definitiva?
-Una organización con una historia larga como ETA, que ha tenido un nivel, con lo cuestionable que puede ser en su actuación, de dedicación a Euskal Herria, creo que va a valorar mucho que la sociedad vasca y el conjunto de agentes políticos estemos convencidos de que tenemos que construir el futuro en otras claves. Estamos ante un problema político que Ibarretxe suele decir que tiene 167 años. El Estado español no tiene un problema con ETA, no tiene un problema con la izquierda abertzale,tiene un problema con el pueblo vasco. Y eso es una cuestión clave a la hora de valorar ETA, su actuación y su futuro.
-Otegi ha dicho que el proceso atraviesa un momento «extremadamente grave» y Permach que estará «bloqueado» si vuelven a encarcelar a dirigentes de Batasuna.
-La situación es complicada. Estamos ante el primer gran atasco en la situación abierta tras el alto el fuego de ETA. La sociedad ya no entiende que se mantengan las agresiones contra la izquierda abertzale, que la Audiencia Nacional siga condicionando la actividad de uno de los interlocutores. Por otro lado, en estas últimas semanas hay una actitud evidente, que puede ser en clave de estrategia negociadora, por parte del PSOE de desacelerar la puesta en marcha de la mesa de partidos. Para el Gobierno, que está dispuesto a hablar con ETA, da la impresión de que ésta es más legal que Batasuna. El Partido Socialista está especulando ya con la nueva situación, y ése no es un factor de generación de confianza en algo que sabemos que va a ser largo y complicado.
-¿Existe el riesgo de que ETA acabe tutelando todo el proceso? La última entrevista en 'Gara' con la banda arroja sombras en ese sentido.
-Sobre la situación política, el alto el fuego y el futuro aquí habla todo el mundo, y parece que cuando habla ETA ya hay tutelaje. ETA en su última entrevista ha manifestado su voluntad de llevar hasta el final un proceso democrático de soluciones. Yo me quedo con esa predisposición. Y también ha dicho algo muy importante, que son los partidos los que tienen que ser agentes y protagonistas en un acuerdo, por lo que yo no veo ahí tutelaje. Para evitar el tutelaje lo lógico sería que los partidos sitúen ya el instrumento, la mesa, y que empiecen a trabajar.
-La posible precipitación de la mesa de partidos sirve de argumento al PP para hablar del pago de un precio político por la paz.
-El PSOE está en estos dos últimos meses mirando más cómo neutralizar al PP que cómo avanzar. El papel condicionador del PP tiene que ser algo ya previamente concebido en la estrategia del PSOE.
Freno de mano del PSOE
-Hace pocos meses el PSOE y la izquierda abertzale coincidían en que iba a ser un proceso largo, duro y difícil. Ahora, la izquierda abertzale está presionando para la constitución de la mesa multipartita. ¿Se ha deteriorado la confianza?
-Quien ha dado un paso atrás y ha metido el freno de mano es el PSOE. Si antes del alto el fuego ya se estaba trabajando sobre la mesa de partidos, si había sobre ese terreno un camino recorrido, ¿por qué ahora algunos desaceleran ese proceso?
-El Gobierno ha repetido que la paz no tiene precio político. ¿Cree la izquierda abertzale que lo tiene?
-Precio político sería que nosotros pretendiéramos imponer nuestro proyecto, pero es que la izquierda abertzale está dispuesta a ser minoría en un marco democrático sin límites ni hipotecas. La solución no es poner un modelo de relaciones de Euskal Herria con el Estado, sino establecer unas reglas de juego democráticas. Que todos, incluido el Estado, asuman la voluntad de la sociedad vasca. Que la aceptación de un principio democrático como ése sea considerado precio político es incorrecto.
-Lizarra fue una experiencia fracasada. ¿Qué diferencia aquel intento del proceso actual?
-No creo que Lizarra fuera un fracaso. Lizarra cerró definitivamente el ciclo autonómico. Hoy no entenderíamos la nueva oportunidad que tenemos sin haber pasado por Lizarra. Haciendo una extrapolación, si hoy en Cataluña se ha desarrollado el modelo de mera reforma estatutaria es porque ellos no han pasado por su Lizarra.
-Zapatero dijo el domingo que los vascos van a decidir su futuro dentro de las leyes y que el objetivo primordial de la mesa de partidos es renovar un gran acuerdo de convivencia. ¿A qué le suena?
-Son palabras que habrá que contrastar en planteamientos concretos. Que los vascos puedan decidir suena bien, que eso tenga que desarrollarse en determinados recorridos legales puede significar que nos topemos con la Constitución y, por lo tanto, ese derecho a decidir pueda quedar neutralizado. Puede ser un contrasentido hablar de respeto a la voluntad de los vascos y mantener la misma estructura constitucional estatutaria.
-El PSOE sugiere a Batasuna que cambie de nombre para ser legal y la coalición responde que se derogue la Ley de Partidos. ¿Cómo se sale de este laberinto?
-No es de recibo poner en el tejado de la izquierda abertzale la pelota de cómo abordar o no la legalización. El PSOE tendrá que establecer las vías en las que la izquierda abertzale tiene que hacer su actividad política con normalidad. No tiene sentido que Zapatero plantee hablar con ETA y que paralelamente a Arnaldo Otegi y a otras personas se les haga pasar por la Audiencia Nacional. Al final, a ver si a Otegi y a otros dirigentes les van a detener por estar representando a Batasuna en una reunión con el PSOE.
«Errores»
-En los discursos de la izquierda abertzale se repite que estamos en la situación actual gracias a su lucha durante los últimos años y no hay asomo de autocrítica.
-La izquierda abertzale ha sido muy autocrítica consigo misma. Mantenemos una coherencia, un compromiso, un nivel de sacrificio por este país y en ese planteamiento hemos cometido errores, pero hemos podido aportar también para que Euskal Herria tenga en este momento una oportunidad.
-¿El uso de la violencia para la consecución de objetivos políticos ha sido una estrategia equivocada?
-La utilización de la violencia es una decisión extrema. Ninguna persona aborda una decisión así si cree que hay vías políticas y democráticas para poder avanzar en el desarrollo de tu proyecto. Tenemos que llegar a este escenario del siglo XXI con la convicción de que ninguna violencia debe existir. La violencia de ETA tiene que desaparecer, pero también la injerencia, la imposición, que al final es violencia, de muchos aparatos y mecanismos del Estado en Euskal Herria. No se puede desarrollar ningún proyecto político, ni el español ni el independentista, desde parámetros de violencia, pero para que desaparezcan se tienen que situar bases democráticas sólidas.
-¿La violencia no desvirtuaba el proyecto de la izquierda abertzale?
-La izquierda abertzale es un sector social y político que ha tenido unas señas de identidad más allá de la propia actuación de ETA. En la izquierda abertzale ha habido personas que podían tener una posición en torno a la lucha armada, pero que se identificaban con la posición política de la izquierda abertzale. En la izquierda abertzale todos deseamos abordar una actuación política en otro contexto, en las mismas condiciones que cualquier otro partido. La izquierda abertzale quiere superar un ciclo político de confrontación armada.
-¿Cómo se plantea la territorialidad en Navarra e Iparralde cuando la presencia nacionalista es limitada?
-No planteamos para dentro de un año una institución de Euskal Herria, ni uniformidades que surjan de una mesa de negociación; sino cosas más sencillas, que reconozcamos todos que hay un territorio que tiene hoy una realidad institucional en tres ámbitos, pero que hay un territorio, y que todos estamos dispuestos a asumir lo que la ciudadanía respete progresivamente desde el actual marco. Somos conscientes de que tienen que desarrollarse muchas evoluciones sociopolíticas y socioculturales para que se pueda globalmente en el conjunto del país ejercitar el derecho de autodeterminación, pero esa vía tiene que estar abierta.
-¿Cree que el proceso podría fracasar y ETA retomar las armas?
-No quiero ni plantearme esa hipótesis. Prever situaciones de esa naturaleza sería un fracaso colectivo y volvería a situar a este país en un contexto que, en este momento, el conjunto de la sociedad pretende superar. Para nosotros, la cuestión clave es buscar y desarrollar todos los factores de irreversibilidad del proceso.
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