Comenzar a hablar de paz con exclusiones no lleva a otro fin que al fracaso.
Si deseamos el fracaso, para que negociar?. Eso si que sería surrealista!.

Ninguna opinión ni ayuda debe ser desechada, mucho menos la de la Iglesia, aunque a algunos eso les pueda molestar.
¿De verdad que excluyendo a la iglesia la paz de Euskadi sería una paz con exclusiones? Estupefacto me quedo. SI se trata tan sólo de opinar, qué duda cabe, cualquier opinión puede ser emitida: opinen las asociaciones de coleccionistas de sellos, los albañiles, los controladores aéreos, los pintores de brocha gorda, los de brocha fina y los ginecólogos. Todos ellos son personas igual de respetables, con todo el derecho a opinar. Si la iglesia sólo aspira a opinar entonces no digo nada. El problema es que, como es bien sabido, la iglesia no suele conformarse con éso sino que emiten juicios morales sobre actitudes e ideologías. Ahí empiezan los problemas.