Arrestada anciana de 87 años por prófuga

Arrestan a una anciana de 87 años tras estar prófuga más de 30 años

Una cubana de 87 años que se había escondido durante más de tres décadas tras ser declarada culpable de un asesinato en segundo grado, fue arrestada en Miami (EEUU) con ayuda de una nueva tecnología, informó la policía.

María Otero estaba prófuga desde 1975 tras ser juzgada y estar en espera de sentencia por la muerte de Johnnie Pérez, de 14 años, dijo el teniente Bill Schwartz, de la policía de Miami.

'Ella se dio a la fuga cuando esperaba por la audiencia de sentencia y estuvo prófuga por unos 30 años', precisó.

Schwartz dijo que las autoridades recibieron información de que Otero se encontraba en la ciudad y comenzaron a buscarla hasta que lograron arrestarla el miércoles pasado.

La detención fue posible a una unidad especializada en órdenes de arresto dictadas hace más de 30 años de la policía del condado de Miami-Dade.

'En el caso de la señora Otero, esa orden comenzaron a enviarla a través del sistema de computación que tenemos integrado después del 11 de septiembre (fecha de los ataques terroristas del 2001), informó Nelda Fonticiella, portavoz de ese departamento policial.

En el sistema, los agentes pueden ver los datos relacionados con órdenes de arresto, licencias de conducir y otro tipo de documentación.

De esa forma, se detectó -agregó Fonticiella - a una persona parecida a ella, los agentes localizaron la dirección donde residía y, tras comprobar que se trataba de la mujer que buscaban, procedieron a su detención.

Según informes policiales, Otero se molestó porque la víctima y varios amigos aparentemente hacían mucho ruido en la piscina del edificio donde ella vivía.

La mujer entonces buscó un revolver, comenzó a gritar desde el balcón de su apartamento que desalojaran el lugar y cuando los menores comenzaron a correr, una bala hirió mortalmente a Pérez en la parte de atrás de la cabeza.

Durante el juicio, Otero afirmó que el arma se había descargado accidentalmente.

Terra Actualidad - EFE