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Autor Tema: reunión zapatero-rajoy  (Leído 6435 veces)
Charly
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« : 28 de Marzo 2006, 12:59:16 »

como véis la reunión que mantienen hoy en la moncloa?pensáis que rajoy se va a sumar a aportar su granito de arena o va a seguir en sus trece de no apoyar en nada al gobierno...

yo creo que si lo dos van con buena voluntad de diálogo y de entendiemiento pueden hacer muchas cosas pero creo que poco va a salir de ahí porque rajoy no se va a sumar a cooperar en la lucha por la paz,porque no le conviene que zp en su mandato acabe con eta...lamentable, pero esto por supuesto no deja de ser mi opinión, que de nada cuenta... Undecided
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Aqui como el turron, forero desde el 02/03/2004.


« Respuesta #1 : 28 de Marzo 2006, 13:36:42 »

como véis la reunión que mantienen hoy en la moncloa?pensáis que rajoy se va a sumar a aportar su granito de arena o va a seguir en sus trece de no apoyar en nada al gobierno...

yo creo que si lo dos van con buena voluntad de diálogo y de entendiemiento pueden hacer muchas cosas pero creo que poco va a salir de ahí porque rajoy no se va a sumar a cooperar en la lucha por la paz,porque no le conviene que zp en su mandato acabe con eta...lamentable, pero esto por supuesto no deja de ser mi opinión, que de nada cuenta... Undecided

Estan forzados al entendimiento, otra cosa seria ahora mismo una imbecilidad.

 ok
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Las cosas que no dan ni dinero ni prestigio, que las haga otro.
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Libertad no es tener un buen amo, sino no tenerlo


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« Respuesta #2 : 28 de Marzo 2006, 13:46:19 »

Sus dejo esto...

Absuelto el primer etarra juzgado tras la tregua por prescripción de delito
El presunto integrante del 'comando Donosti' Carmelo Laucirica Oribe estaba acusado de mandar una carta amenazante a una edil del PP en Llodio

AGENCIAS / MADRID
28-03-2006

La Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional ha decretado hoy la prescripción del delito de amenazas terroristas del que estaba acusado el presunto miembro de ETA Carmelo Laucirica, en el primer juicio celebrado contra un miembro de la organización terrorista tras el alto el fuego permanente anunciado por ETA la semana pasada.
Al comenzar la vista oral, en la que se juzgaba a Laucirica por una carta amenazante enviada a la concejal del PP de Llodio (Alava), Rosa María Torres, la defensa planteó una cuestión previa en la que defendió la prescripción del delito imputado.

El letrado, Alfonso Zenón, comenzó su informe diciendo que quería que constara su deseo de que en "esta nueva etapa estamos verdaderamente ante el principio del final". "Que este sea el primero de los últimos juicios que se siguen en la Audiencia Nacional contra militantes vascos", apostilló.
El tribunal, tras tener en cuenta el informe de la defensa, que compartió el fiscal de la Audiencia Nacional Luis Barroso, ha acordado la prescripción del delito porque, el presunto etarra había cometido el hecho delictivo en enero de 1999 y la acción penal no se dirigió contra él hasta pasados seis años, en agosto de 2005. La reforma legal que aumentó el plazo de prescripción de este tipo de delitos de cinco a quince años se produjo con posterioridad a que Laucirica enviara la misiva, es decir en diciembre de 2000.
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¿¿¿ALGUIEN HA VISTO A MI CABRA??? ANDE SABRÁ METIDO...[/color][/b]
Charly
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« Respuesta #3 : 28 de Marzo 2006, 14:21:21 »

 :-Xno lo entiendo...si que es verdad que podemos estar ante el principio del fin, pero no tiene nada que ver en que los que cometieran delitos los tengan que pagar... Angry,tu no puedes mandar una carta a alguien amenazándolo de muerte y que no te pase nada...yo tengo otro concepto de la justicia...lo siento pero no estoy de acuerdo Angry
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Clifor
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« Respuesta #4 : 29 de Marzo 2006, 11:30:05 »

Editoriales de hoy, tras la reunión de ayer...

Conversación reanudada 
 
EL PAÍS  -  Opinión - 29-03-2006


        El presidente del Gobierno y el líder de la oposición estuvieron ayer a la altura de sus responsabilidades. Cada uno en su papel, desarmaron su desconfianza recíproca y transmitieron a la opinión pública un mensaje de unidad, que es lo que la mayoría desea para todo lo que tenga que ver con el terrorismo. El presidente obtuvo de Rajoy el apoyo que le había pedido, y Rajoy de Zapatero, el compromiso de compartir información y consensuar las respuestas que habrá que ir dando a los obstáculos que sin duda se plantearán a partir de ahora.

Rajoy propuso convocar una reunión del Pacto Antiterrorista para dar visibilidad a la recuperación del consenso. Hacerlo sería dar satisfacción al PP, que no ha dejado de reclamarlo, pero no cabe olvidar que lo primordial es el consenso de todo el arco parlamentario. Sin contar con que el pacto irrita específicamente a los nacionalistas, cuya complicidad será necesaria para deslegitimar las maniobras con que ETA y Batasuna tratarán de imponer su propia agenda. Y en cuanto a las relaciones entre los dos grandes partidos, el tipo de cuestiones a abordar y las informaciones a transmitir son más propias de un contacto personal entre ambos líderes que de reuniones entre comisionados.

Es digno de elogio que ambos evitasen una discusión en términos de agravios mutuos o petición de explicaciones retrospectivas; en vez de eso, Rajoy mostró su satisfacción por la palabra de Zapatero de que no existía ningún compromiso político previo con ETA y le propuso evitar dar pasos irreversibles o con difícil marcha atrás, y también cualquier gesto que pudiera interpretarse como contrapartida política o suspensión de la aplicación de la ley. Todo ello encaja con los principios de la resolución aprobada por el Congreso en mayo pasado, y que no votó el PP. Se presenta así la oportunidad de ensanchar el consenso para que comprenda tanto a los partidos nacionalistas, que sí la votaron, como al PP.

La implicación de este partido es necesaria por su fuerte peso electoral y por su influencia en sectores clave, como el movimiento de víctimas, entre otros; pero también como garantía de la unidad de los demócratas frente a las pretensiones de ETA. Al igual que en Irlanda, habrá seguramente provocaciones, dilaciones, dilemas complicados; el Gobierno tendrá mayor fuerza p

ara hacerles frente si se sabe respaldado por la oposición. Eso es lo principal que estaba en juego ayer. Porque es evidente que ETA intentará forzar cambios en el marco político, a fin de presentar su retirada como fruto de la eficacia de la violencia. Zapatero adelantó el criterio de que, sin violencia, todo es planteable, pero que eso no presupone que se vaya a aceptar cualquier propuesta: "Se podrá responder que sí o que no". Y para ello será necesario el acuerdo entre los partidos democráticos.

Las palabras de reconocimiento de Zapatero, en la sesión de control de la semana pasada, hacia la contribución del PP a la derrota de ETA que ha llevado al alto el fuego, han ayudado, sin duda, a disolver desconfianzas; la evidencia, confirmada por las encuestas del fin de semana, de que la opinión pública quiere ver a los dos principales partidos juntos en esta cuestión ha impedido que se impongan los partidarios de la bronca.
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Clifor
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« Respuesta #5 : 29 de Marzo 2006, 11:31:38 »

Esto dice Carrillo, no sobre la reunión, pero por no abrir otro post sobre el tema:

Un viraje radical de la izquierda 'abertzale' 

SANTIAGO CARRILLO

EL PAÍS  -  Opinión - 29-03-2006
         Un movimiento de esperanza ha recorrido España al anuncio de que ETA declaraba un alto el fuego permanente. Ha sido una reacción altamente mayoritaria y espontánea de las gentes que durante largos años han luchado contra el terrorismo etarra, saliendo a la calle con las manos blancas, condenando los crímenes que cortaron la vida de militares, guardias civiles, policías, personalidades civiles de izquierda y derecha, hombres y mujeres inocentes que pensaban haber conquistado el derecho a ser libres tras haber puesto fin a la dictadura franquista. La esperanza manifestada en estos días es pues el gesto de una ciudadanía que no ha soportado cobardemente el terror, sino que ha luchado y ha conseguido al final aislar y reducir al terrorismo con su resistencia, hasta el punto de imponerle el abandono de la violencia. Se ha impuesto el sentido cívico y ése es, al fondo, el contenido más importante del mensaje que tantas esperanzas levanta. Se trata esencialmente de una victoria de la ciudadanía y de la democracia.

Las instituciones del Estado democrático no han cesado de combatir esa plaga, sin ninguna concesión, y la solidaridad internacional -principalmente la del Estado francés- ha tenido un importante papel en este resultado.

Y si la prudencia y la cautela son de rigor teniendo en cuenta experiencias pasadas, estas prevenciones no deben desviarnos del camino a recorrer para que esta esperanza se cumpla totalmente. Ello no sólo implica exigir a ETA que cumpla sin ambages su compromiso y cese real y definitivamente violencia y extorsiones, sino que todos los agentes políticos aborden la posible negociación con el objetivo claro de lograr el fin de la violencia y la paz, que es lo que genera la esperanza constatada en la mayoría de los ciudadanos.

A la vez, la intención de no interferir este objetivo con otros temas políticos, y de no pagar "precios políticos" por la paz, no debe ocultar el hecho de que una negociación de paz es ya en sí una decisión eminentemente política. Nadie concebiría una negociación entre el Estado y una organización de delincuentes comunes; con este tipo de delincuencia no cabe otra cosa que la acción de la policía y la justicia. Cuando el Parlamento autoriza al Gobierno a negociar es porque, aun considerando el horror de los atentados criminales de ETA, se estima la existencia de un carácter político en esa delincuencia que justifica decisiones políticas excepcionales. En este caso, la acción de la policía y la justicia han dejado de ser el único instrumento de que se sirve el Estado, y por el momento la política adquiere un papel decisivo con todas las consecuencias.

Y al ocupar ese papel la política, no sólo pueden poner bastones en las ruedas los incumplimientos de ETA, sino los errores, las torpezas y la incomprensión de otros agentes políticos, ya sean partidos o medios de comunicación.

Si se adopta una vía política excepcional para lograr la paz es porque se considera esencial que no haya más muertes y extorsiones, que se restablezca un clima de paz civil, todo lo cual va a facilitar una convivencia más plena entre los ciudadanos y los pueblos del Estado español y la garantía de que todos respeten seriamente las reglas del juego democrático, es decir, que sobre ideologías y programas políticos lo que decide es el voto libre de los ciudadanos y no las imposiciones arbitrarias de uno u otro.

Pero la paz no significa el fin de la lucha y la polémica ideológica y política, ni mucho menos la eliminación de tal o cual concepción del Estado o de la sociedad, sino solamente que ese enfrentamiento tiene que plantearse por medio de la palabra, con razones e inteligencia, respetando al adversario y admitiendo incondicionalmente el fallo popular, expresado por medio del sufragio universal. Es el voto ciudadano y sólo éste el que dirime legítimamente las contiendas políticas e ideológicas. Lo que hace condenable a ETA no es que sea más o menos radicalmente nacionalista o socialista, sino única y exclusivamente que es un grupo terrorista.

El comunicado de ETA -y aún más el segundo que el primero- es un primer paso de lo que representa un viraje radical en la estrategia de la izquierda abertzale. Me atrevo a decir esto analizando las treguas anteriores, y más aún el cese de los asesinatos y otras decisiones anteriores a la proclamación del alto el fuego permanente. No puedo ponerme en la piel de los dirigentes de la organización terrorista, pero más de treinta años de ser el responsable del trabajo clandestino del PCE bajo la dictadura franquista -incluido el periodo de la guerrilla- me proporcionan una ex

-periencia sobre el funcionamiento de tal tipo de organización. Partiendo de ello, coincido en que el comunicado no da todas las seguridades, más concretamente, no asume con claridad el compromiso de respetar la voluntad popular aun cuando les sea adversa. Pero es el primer paso de una evolución difícilmente reversible. Los dirigentes que lo han redactado quizá no podían llegar más lejos en este primer paso. Una organización clandestina del tipo de ETA sólo va a completar un cambio así lentamente, paso a paso. Porque sólo así evitará desgarramientos, como el que se produjo cuando la negociación del Gobierno de UCD, con los polimilis, no pudo conseguir que se retirara de la lucha armada más que una parte de la organización, mientras el resto continuó matando. Precisamente ésta es una de las razones -y no sólo la prudencia y la cautela del Gobierno- de que la negociación pueda alargarse en el tiempo. Los dirigentes etarras que han iniciado ese movimiento, con todo lo que hayan podido pecar en el pasado -admítaseme la metáfora-, están afrontando riesgos en una organización de ese tipo que no podemos ignorar. Y aunque a algunos les parezca un sacrilegio lo que digo ahora, habrá que ayudar a esos dirigentes hasta el fin del proceso, es decir, hasta la aceptación incondicional de las reglas del juego democrático. También por eso es esencial que el Gobierno tenga toda la libertad y todo el apoyo, sin que nadie le ponga trabas para dirigir esta complicada travesía.

Pedir a ETA que se disuelva en unos días y, todavía más, que pida perdón por sus crímenes, sería totalmente irrealista. Una organización clandestina supone la existencia de un número determinado de personas y familias, que están en la ilegalidad y a las que además de convencerlas del cambio hay que ayudar a reorganizar sus vidas, a reinsertarse en la sociedad. Eso no es fácil y lleva tiempo. Y además, iniciada la negociación será inevitable crear un cierto terreno de confianza mutua, junto a todas las cautelas necesarias. En cuanto a conseguir el arrepentimiento de los crímenes, eso será un proceso que puede durar años y que dependerá de la conciencia individual. Pero, hoy por hoy, los dirigentes que han conseguido de ETA ese comunicado merecen que se exploren todas las posibilidades, pues al hacerlo se han jugado mucho y si fracasan su propia organización será la primera en condenarles.

Digo estas cosas para contribuir a mostrar al lector la otra cara de la medalla y las dificultades objetivas de esta situación, para pedir paciencia a los impacientes y sentido de responsabilidad a todos.

Si fracasa el proceso, las consecuencias las lamentaremos todos. Yo puedo comprender que alguna de las víctimas obcecada por el dolor pida que haya vencedores y vencidos. Aunque me parece que la reacción más ejemplar la tenía una de ellas en una emisión de radio, el vasco Recalde, que, pronunciando con dificultad a consecuencia de las secuelas que le dejó el grave atentado sufrido no hace mucho, proclamaba su alegría por el proceso que se abre. Otras víctimas o familiares de ellas han reaccionado de forma semejante. Ellas son las que en este momento dan pruebas de generosidad. Y a las únicas que tenemos que pedir generosidad a cambio de una solicitud y una solidaridad permanentes. El resto de la sociedad recibe con esperanza la perspectiva de paz porque la necesita y ha luchado por ella. Pero la sociedad española sabe bien, porque ha estado dividida cuarenta años entre vencedores y vencidos, que ése no es el emblema de una democracia. Si alcanzamos la paz, todos seremos beneficiarios de ella, nadie será excluido. Nadie va a negar a la izquierda abertzale la posibilidad de defender democráticamente sus ideales y su programa.

El presidente Rodríguez Zapatero ha iniciado el proceso con una intuición y una inteligencia política elogiables. Ayudémosle. Necesita la confianza y el apoyo de todos los partidos, de todos los ciudadanos.
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Charly
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« Respuesta #6 : 29 de Marzo 2006, 11:33:58 »

me alegro,  como dices en el ultimo párrafo del texto que zapatero haya reconocido los méritos del pp en la lucha contra eta,es buena manera de tender la mano ok
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Clifor
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« Respuesta #7 : 29 de Marzo 2006, 11:34:32 »

Esto es todo lo que puedo poner de La Razón porque el acceso a los editoriales es de pago...

Rajoy marca los límites
 
El presidente del Gobierno hizo ayer un encomiable esfuerzo para recuperar la confianza del líder de la oposición, Mariano Rajoy, muy deteriorada después de seis encuentros tan estériles en resultados como abundantes en engaños
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Clifor
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« Respuesta #8 : 29 de Marzo 2006, 11:41:12 »

Columna en el ABC:

El camino y la meta

Por IGNACIO CAMACHO

COMO Rajoy es gallego, y además ejerce, quizá nunca sepamos si Zapatero le ha contado la verdad. Acaso tampoco lo sepa jamás él mismo. Hasta ahora, la sensación más verosímil es la de que el presidente maneja un mapa cuyo contenido completo sólo conoce él y acaso un cinturón muy, muy restringido de su confianza. Sólo así puede acompasar los tiempos a su propia medida, como viene haciendo. Yo creo que, más allá de las cautelas al uso y del necesario sentido de Estado que imponen las circunstancias, Rajoy salió ayer de la Moncloa con la íntima convicción de que sólo ha visto una parte de la hoja de ruta. Y no termina de fiarse.

Como depositario de casi un 40 por 100 de la voluntad ciudadana, el PP tiene que vigilar este proceso sin dejarse llevar al huerto, pero sin que su desconfianza parezca un obstáculo. Para eso ha de hilar muy fino porque no controla ni la iniciativa ni la inercia; sólo puede colaborar en el establecimiento de unas fronteras de dignidad colectiva, marcar las líneas que no se pueden traspasar, y hacer de fedatario y de fiscal para que no sean traspasadas. A su favor tiene el hecho de que Gobierno y oposición parecen compartir un mismo lenguaje. Otra cosa es que ese lenguaje comprenda los mismos conceptos. De nuevo estamos ante una cuestión semántica, en la esencial tarea de determinar el significado común de las palabras.

Por ejemplo, el precio político. ¿Sería o no sería un precio político permitir que Batasuna concurra a las elecciones bajo un nuevo paraguas legal? En principio, todo el mundo está de acuerdo en que es imposible si antes no media una renuncia expresa a la violencia y a su justificación, pero quizá pronto estemos ante una compleja discusión de matices. Otrosí: el «derecho a decidir» reclamado por ETA. ¿Iría incluido o no ese hipotético derecho si se reconoce la nacionalidad vasca en un nuevo Estatuto?

Al final, cuestión tan decisiva es que los terroristas dejen de matar como que no obtengan por ello un premio. Que no logren dejando de matar lo que no han conseguido matando. Y ahí existen indicios, sensaciones, barruntos de que se puede producir una colisión de fondo que fracture la esperanzadora cordialidad de la entrevista de ayer. Ya ocurrió a propósito del Plan Ibarretxe, cuando al clima inicial de convergencia sucedió un profundo desencuentro que de algún modo ha planeado sobre esta nueva cita.

Zapatero le ha asegurado a Rajoy que no tiene ningún compromiso con los terroristas, y esa frase le deja preso de su palabra. Sin embargo, el presidente cree que se hace camino al andar y el líder de la oposición quiere ver primero la meta. Es un problema de fe, de convicción. Dicen que un pesimista es un optimista bien informado, pero aquí el que está mejor informado es, por autodefinición, un optimista incorregible.

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Clifor
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« Respuesta #9 : 29 de Marzo 2006, 11:42:27 »

Editorial de ABC:

  OPINIÓN
Zapatero-Rajoy, expectativas cumplidas
 

TANTO José Luis Rodríguez Zapatero como Mariano Rajoy demostraron ayer que sabían bien lo que estaba en juego con su reunión en La Moncloa. Ninguno defraudó las expectativas depositadas en un encuentro del que no se podía esperar más, pero tampoco menos, que un primer paso para restaurar la relación entre el Gobierno y el PP sobre política antiterrorista, a partir de unas nuevas premisas de confianza y colaboración. En este sentido, la predisposición favorable de Rodríguez Zapatero y Rajoy para que el encuentro se celebrara libre de condiciones previas se reflejó en el resultado del mismo. Ambos líderes apostaron por el reconocimiento recíproco ante un proceso -el posible fin del terrorismo- que trasciende a ambos partidos para consolidarse como una cuestión de Estado, después de dos años en que no ha sido tratado de esta manera. La transacción inicial de este encuentro quedó resumida por cada uno de sus protagonistas. Rajoy asumió la palabra de Rodríguez Zapatero de que no hay compromiso alguno con ETA, y el presidente del Gobierno, no sin cierta condescendencia, constató la recuperación de confianza hacia el líder popular.

El ambiente creado por la reunión fue, por tanto, claramente favorable. Pero de las palabras hay que pasar a los hechos, porque los dos últimos años de discordia sobre la política antiterrorista pesan lo suficiente para exigir concreción y lealtad a las expectativas creadas en La Moncloa. Rajoy acudió a la reunión para fijar prioridades, no para pasar facturas, lo que se ajusta al sentido de Estado que está aplicando en esta coyuntura. Y lo hizo en un doble sentido, siempre reclamando protagonismo para las víctimas del terror: por un lado, dando al Gobierno un apoyo para derrotar a ETA; y por otro, pidiendo a Rodríguez Zapatero que únicamente se ocupe ahora de constatar que la intención de los terroristas es que cese definitivamente el uso de la violencia. No cabe duda de que las apreciaciones del PP sobre el curso que debe tomar la acción de Gobierno -que no son otra cosa que los principios del Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo- son compartidas por la mayoría de los españoles y, desde luego, por las víctimas. El respeto a la legalidad estatutaria del País Vasco y de Navarra; la vigencia del Estado de Derecho y el respaldo a jueces, fiscales y policías; y el rechazo a todo precio político por el cese del terror constituyen los denominadores comunes que la sociedad española quiere ver reflejados en el fin de ETA. El Gobierno ya sabe en qué condiciones puede contar con el PP.

De Rodríguez Zapatero dependerá principalmente que no se defrauden las expectativas abiertas por la reunión de ayer en La Moncloa. Como presidente del Gobierno tiene la iniciativa política, los recursos operativos y los medios institucionales necesarios para evaluar las intenciones de los terroristas. Y si realmente cree que con el PP será más fácil y llegará antes el fin del terrorismo, debe asumir las obligaciones de esta afirmación y compartir con Rajoy todos -absolutamente todos- los análisis y las decisiones que vaya tomando el Ejecutivo. Por lo pronto, la comparecencia personal del presidente del Gobierno ante la prensa, para dar cuenta de la reunión, fue un gesto claramente orientado a poner en valor su compromiso de cooperación con el PP.

El encuentro de ayer es un buen punto de partida. Mejor de lo que cabía esperar hace sólo unos días y de lo que algunos deseaban. Quienes han denigrado a Rajoy por acudir a la cita de La Moncloa prejuzgaron maliciosamente que el líder del PP había sobreseído el daño sufrido por su partido en estos últimos años y condonado la ocultación reiterada de los contactos previos al «alto el fuego». Lo que ha hecho Rajoy es, sencillamente, fijar el guión del PP en una situación que algunos que se dicen afines quieren transformar en una encrucijada dramática para su partido, cuando el PP es el único que no tiene nada que demostrar. No se habría entendido que el líder del PP hubiera acudido ayer a La Moncloa con una actitud distinta a la que mantuvo, como tampoco nadie entenderá que el PP silencie el desbordamiento de cualquiera de los límites que ayer fijó Rajoy ante el presidente del Gobierno.
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