Leo este artículo en el Periódico y me sorprendre lo que describe si lo comparo ante las sobradas actitudes de experiencia que demostramos todos.
Estará erróneo el artículo?.
Mujeres, opinen!. 
SHERE HITE*
Inmersos en pleno siglo XXI, la gente puede haber entendido --o no-- que en la mayoría de casos el orgasmo femenino llega a través de la estimulación clitoridiana, y no necesariamente a través del coito, y sus implicaciones. A veces mucha gente lo da por hecho: "La estimulación clitoridiana es la que ocurre dentro del acto sexual, ¿no?". Pero esto no es cierto para la mayoría de mujeres, según mis datos y según los de otros investigadores.
He aquí cómo una mujer expresa sus sentimientos: "Siempre voy a la cama con él. Le quiero y me gusta sentir su cuerpo, su pene y su excitación. Rara es la vez que él intenta tocarme de otra forma que no sea la de su posición favorita, que es la penetración desde atrás estando yo arrodillada. No es que me desagrade, pero todo termina muy pronto y después él retoma su desinterés habitual. Cuando ha acabado, intento que vea cómo puedo yo llegar al orgasmo frotándome, pero una y otra vez prefiere irse directo a la ducha en vez de quedarse conmigo, por más que le diga que me excitaba mucho cuando me ponía el dedo ahí abajo mientras yo me frotaba. A mí me llega el orgasmo mucho más deprisa de esta forma, y me excita más si él colabora. Cuando se va a la ducha, me siento fría y sola, como abandonada; casi aburrida. La pura verdad es que me abandona. Poco a poco me ha hecho más fría y con menos interés en el sexo. Ahora ya casi nunca empiezo yo, y cuando lo hace él, me siento incómoda".
El sexo, tal como se percibe en la pornografía y en otras figuraciones sexuales, sigue siendo extremadamente desigual, casi insultante para las mujeres (y quizá también para la inteligencia de los hombres). A menudo es misógino. Desafortunadamente, crea una especie de psicología femenina (y masculina) a través de los repetidos mensajes de lenguaje corporal a medida que este placer ritual se repite una y mil veces, en que la mujer hace que el hombre llegue al orgasmo dentro de su cuerpo, pero, muy frecuentemente, sin alcanzar su propio orgasmo, mientras él la ayuda, comprendiendo sus sentimientos y su placer.
La igualdad, después de todo, es uno de los pilares de la democracia occidental. En general creemos que la igualdad de las mujeres ya se ha conseguido, o está en camino de lograrse, que no hay leyes que impidan la igualdad de las mujeres. Aunque ello es cierto en algunos campos, no lo es en el sexo.
En el sexo queda aún mucho para llegar a la igualdad, pese a las actuales figuras de las sexy dominadoras y mujeres jóvenes ligeras de ropa, o las repeticiones de expresiones sexuales altisonantes. Esos símbolos de igualdad y liberación son explotadores y no abordan el problema.
Gran parte de la inestabilidad de la actual política globalizadora es debida a la incomprensión del cuerpo de la mujer, y al intento de consolidar determinadas actitudes para "mantener a la mujer pura". La búsqueda actual de la pureza y virginidad que se va extendiendo --y no sólo en los clubs de virginidad tan de moda en Occidente, sino también en la insistencia en que el velo y otras prendas cubran el cuerpo de la mujer en otras culturas-- o el debate sobre los derechos a abortar en Occidente, todo son señales de esos intentos por controlar el cuerpo femenino y negar, por tanto, su propiedad a las mujeres. Los fundamentalistas islámicos y cristianos utilizan conjuntamente símbolos de sexualidad o castidad femeninas para demostrar que llevan razón, o que Occidente es decadente... Por supuesto, estos usos del cuerpo femenino están equivocados.
La igualdad en el sexo revigorizará a las democracias, porque tendrán que cumplir sus promesas de equiparación (experimentadas de forma básica diariamente por la gente). La igualdad sexual llegará cuando el hombre y la mujer amplíen su idea de sexo y dejen de perpetuar ese ritual viejo y trasnochado. Si los hombres tienen un orgasmo cada vez, entonces las mujeres deberían tener el suyo también, o de lo contrario ese intercambio sexual no es igualitario... Pero la mayoría de mujeres no llegan al orgasmo cuando se espera que alcancen el clímax en el coito (o pidan una estimulación adicional, algo que les puede llevar a alguna burla o alguna afirmación del tipo "¿no puedes hacerlo de otro modo?").
Hay que diseñar un nuevo tipo de sexo, en el que la meta sea alcanzar la sintonía con el cuerpo del otro y llegar juntos al máximo punto posible de placer, y no quedarse simplemente en el coito y la eyaculación masculina en la vagina. La gente de hoy puede conseguirlo explorándose mutuamente de una forma nueva, creando un nuevo tipo de interacción corporal. Conviene que la igualdad llegue al mundo del sexo. Porque esto propiciará la auténtica revolución sexual.
*Profesora de Sexología Clínica de la Universidad Maimónides de EEUU y autora de El Informe Hite.
Traducción de Toni Tobella.
hite2000@hotmail.com