UNA CARTA VERDADERA

Hola, amor mío:

Si supieras como te extraño
entre estas cuatro paredes
de una solitaria habitación de hotel
convertida en una prisión sin tu presencia.

Fue tan largo el camino
para llegar a este lugar.
Llovía tanto, con tanta violencia
que hasta sentí miedo de no volver a verte.

La lluvia. Mi lluvia. Tú.
Tal vez por un momento pensé
que el agua que caía en el parabrisas
no era sino las lágrimas que derramamos por estar lejos.

Y aquí, ahora, pensando en ti,
hablando conmigo, hablando contigo.
¿Cómo estás? ¿Has cenado? ¿Hace frío?
¡¡Cuánto frío tengo sin tu cuerpo!!

Y después de un “buenas noches”
¿Tú como te sentirás? Yo, solo.
¿Qué soledad nos acompañará ahora?
¿Qué más pruebas nos depara esta vida?

Y es que hoy siento tanta envidia
de la camisa que cubre tu pecho,
del perfume que baña tu piel,
y hasta de la acera que pisan tus zapatos.

No quiero apagar la luz,
tengo la excusa perfecta para no dejar de escribirte,
y así poder decirte una y otra vez
que sin ti la vida es una absurda farsa.

Pero debo descansar, es lo que siempre me pides.
Y así, juntos, mañana, colmarnos de energía,
esa gran fuerza vital, la que no se agota,
cuando se alimenta de tu amor.

Cerraré los ojos despacio
y lanzaré un beso al aire
que escapará por la ventana,
y sobre el mar junto al que duermo
mi beso viajará dentro de una botella
que llegará hasta tu costa
para que tus manos la recojan.
Y cuando por fin puedas abrirla
el sabor de mis besos
impregnará tu dulce boca.
Y en el interior del vidrio
como siempre, una Violeta.
Ella te dirá: “Buenos días, mi amor”

(Juan Francisco Alonso Jurado )

Escrito en una noche de marzo para ti, mi amor…

I Love you, guapa...