Foro Oficial de PETERPAULXXX.COM
19 de Julio 2025, 20:09:24 *
Bienvenido(a), Visitante. Por favor, ingresa o regístrate.

Ingresar con nombre de usuario, contraseña y duración de la sesión
 
   Inicio   Ayuda Calendario Ingresar Registrarse  
Páginas: 1 |   Ir Abajo
  Imprimir  
Autor Tema: Relato erótico: "APOLOGÍA DE NUESTRO AMOR"  (Leído 1219 veces)
RP
PeterPaulistic@
*****

Karma : 672
Sexo: Masculino
Mensajes: 1.445


Soy Celta, estoy feliz.


« : 27 de Febrero 2006, 03:45:40 »

APOLOGÍA DE NUESTRO AMOR

Resumen: este escrito no es un relato erótico común: es la apología del amor entre Roy y yo, su esposa Natalia.

     Amigas y amigos, soy Natalia de nuevo. En esta oportunidad no les relataré ninguna historia de sexo ocurrida entre otra persona y yo, sino simplemente deseo compartir con ustedes la impresión o serie de sensaciones y sentimientos que me despierta Roy, mi esposo. Ya he dicho en ocasiones que desde el comienzo me gustó de él su aspecto físico, su gesto de seguridad en sí mismo, su aplomo y cordura, una buena dosis de cierta timidez mezclada con una pizca de fanfarronería, su gesto que reflejaba ya por aquél entonces una firmeza de carácter a veces estremecedora, y sus expresiones y modales muy selectos. Me cautivó, sobre todo, la mirada serena y dulce, un poco melancólica y casi triste por momentos, comenzando a despertarme sentimientos extraños, como de afinidad. En aquellos tiempos acostumbraba imprimir a sus palabras un tono de discreta insistencia que, sin embargo, me resultaría muy difícil hoy definir de qué se trataba exactamente. Acostumbraba expresarse sin el menor énfasis. Los raros pasajes en que brillaba la cálida luz de un optimismo radiante quedaban velados por una melancolía que, muy pronto, despertó un eco extraño en mi alma. Deseaba oír a esa voz lejana, apasionada, insistente, esperanzadora, hablarme directamente al corazón.
     En la época presente, tengo la impresión de que su visión perfora... Cuando me besa, entonces siento entrar en mi corazón la incandescencia ardiente que lo abrasa todo... Y cuando me dice “Te quiero... te quiero... te quiero”, aceptaría sin más morir de amor, y ya no soportaría otra cosa. Cuando me abraza... su aceptación me hace enloquecer de felicidad y todo mi conocimiento queda desmantelado, y sólo termina quedándome una palabra: “No sé... no sé...”
     En este estado de embelesamiento superlativo en el que verdaderamente terminamos por aceptarmos plenamente tal como somos, sin objeciones, ya no me importa no saber... ya no me importa no comprender... ya no me importa no hacer... ya no me importa no poder... Roy, amado mío, ¿acaso ha sido nunca de alguna otra manera?
     Roy, amor mío, luz de mis ojos y vida de mi alma, cada vez que vuelves de trabajar tu regreso es para mí como miel en los labios, y tu aparición como una alborada llena de ocres en un cielo cerúleo. Y ya no me es posible desear nada más en el mundo. Y tú eres mi felicidad más completa y sin amargura, y en ese momento no deseo yo nada mejor que mi vida de todos los días; y a las satisfacciones de fuera prefiero la tranquilidad de mi serena existencia, y mi sencilla felicidad alimentada por Nadia y por ti. Y veo con toda claridad que ya no hay en mí ningún escondrijo... Ya no surge el deseo de usarte, ya no surge la idea de que te conozco, ya no surge la sensación de ser dos, porque comenzamos a fundirnos en un solo ser. Y así, me haces sollozar y suspirar del más profundo amor... y siento como si me hicieses exhalar el último aliento de apasionada felicidad.
     Te he suplicado “He querido con todo mi corazón morir en ti”. No era una plegaria hipócrita... El verdadero Amor me mandaba decírtelo, y yo ya no existía en mí, ni dentro de mí, ni alrededor de mí. ¿Cómo no morir la muerte de amor de tí que anhelo? ¡Cuantísima angustia! ¡Qué profundísima aflicción!... Entonces el Amor, inundando mi pecho, rompe las barreras y salta como inundación que clama...
     Y cuando tú no estas, siento que mi corazón languidece de soledad, y por más que busque y encuentre la grata compañía de mi amiga Nadia, aquella nuestra espléndida amante de rostro dulce, encantadora y educada por los genios, mi corazón se desgarra de la ausencia de ti, Roy de mi vida.
     Por ti vayan estos apasioandos versos:

Mi amor por haber figurado mis deseos,
puesto tus labios en el cielo de tus palabras como un astro,
tus besos en la noche viva,
y en torno a mí la estela de tus brazos
como una llama en señal de conquista.
Mis sueños son en el mundo
claros y eternos,
y cuando tú no estás
sueño que duermo, sueño que sueño.


     Y a ti, amigo o amiga que me lees sin haber dado o recibido el hondo cariño de un amor sincero, puedo sin inconvenientes ni escrúpulos dedicarte y aplicarte este poema:

Vegeta sin sufrir, vive en mal hora,
amigo infiel y cómodo enemigo,
que, egoísta, jamás llevas contigo
la pena del tormento que se adora.
De premio indigna tu virtud traidora,
ni dignas son tus faltas de castigo;
y no hallas en la tierra un solo amigo
a quien decir ¿qué tienes? cuando llora.
Vos, los que ajenos de placer y duelo,
vais dando, sin amar ni ser amados,
abrazos sin calor, besos de hielo.
Moriréis sin virtud y sin pecados,
y siendo despreciables para el cielo,
seréis en el infierno despreciados.
En línea
Páginas: 1 |   Ir Arriba
  Imprimir  
 
Ir a:  

Impulsado por MySQL Impulsado por PHP Powered by SMF 1.1.13 | SMF © 2006-2011, Simple Machines LLC XHTML 1.0 válido! CSS válido!
Página creada en 1.245 segundos con 15 consultas.