Déjame que me vaya,
madre, a la guerra.
Déjame, blanca hermana,
novia morena.
¡Déjame!
Y después de dejarme
junto a las balas,
mándame a la trinchera
besos y cartas.
¡Mándame!
¡¡Que emoción poder contestarte en poesía!!!

Gracias por todo, Marieta.

Karmawaki.
