Mahometanos "espontáneos"

EDICIÓN IMPRESA - Oriente Medio
Los islamistas diseñaron la campaña contra las caricaturas en una cumbre en La Meca
La cita de la Conferencia Islámica sirvió de catalizador del actual estallido de violencia tras los dibujos publicados en septiembre por el diario «Jyllands-Posten»
PEDRO RODRÍGUEZ. CORRESPONSAL

WASHINGTON. ¿La hoguera de las devociones en curso ha sido espontánea o provocada? La Administración Bush, importantes medios de comunicación de EE.UU. e incluso estudiosos de la historia del arte empiezan a entrever en la actual explosión de violencia islámica interesadas motivaciones políticas, intentos de aliviar presiones democratizadoras, y una activa coordinación entre Gobiernos liderada por regímenes tan cuestionables como los de Irán o Siria.

Repasando la cadena de acontecimientos entre la publicación de las caricaturas el 30 de septiembre y las actuales protestas, el New York Times destacaba ayer el papel catalizador que habría tenido la cumbre de la Conferencia Islámica celebrada en diciembre en La Meca (Arabia Saudí). En la agenda oficial de ese encuentro de 57 líderes de países musulmanes figuraba irónicamente el estudio de medidas para contrarrestar el creciente problema de extremismo religioso.

El comunicado final emitido en La Meca expresó una compartida preocupación «ante el creciente odio contra el Islam y los musulmanes». Además de condenar «la reciente profanación de la imagen del Santo Profeta Mahoma en los medios de comunicación de ciertos países» y los intentos de «utilizar la libertad de expresión como pretexto para difamar religiones».

Justo después de esa reunión, el malestar por las caricaturas danesas habría empezado a recibir un muy visible respaldo gubernamental en países como Siria e Irán, con una incendiaria cobertura de sus medios de comunicación oficiales y excepcionales permisos para manifestaciones que culminaron con la quema de las Embajadas y un masivo boicot económico.

Integristas en Dinamarca

En el rastreo de los orígenes de la crisis también se cree probado que la acumulación de tensiones se remonta a primeros de octubre, cuando islamistas en Dinamarca organizados bajo la pantalla del «Comité Europeo para Honrar al Profeta» lanzaron una campaña de denuncias ante embajadores, Gobiernos y líderes religiosos para «globalizar» su malestar. Como herramienta de persuasión, el grupo elaboró un informe con las caricaturas ofensivas y otros dibujos peores, además de realizar múltiples viajes de denuncia a países árabes y ofrecer ruedas de Prensa que dieron la falsa impresión de que Dinamarca planeaba una versión censurada del Corán.

El clérigo Ahmed Abu Laban, al frente de esta batalla, ha manifestado que Egipto y otros países árabes han visto en ese furor una buena oportunidad para «contrarrestar la presión que les viene de Occidente». Idea coreada por el Departamento de Estado y especialistas que interpretan las protestas como una oportunidad para que Gobiernos de la región sometidos a presiones democratizadoras hayan asociado la libertad y Occidente a la irreverencia hacia el Islam. Además de permitir temporalmente flanquear en determinados países el gran reto doméstico planteado por opositores islámicos.

La crisis de las viñetas también está sirviendo para que expertos en historia del arte recuerden la existencia de innumerables imágenes del profeta por todo el mundo sin haber generado antes similares protestas. Estas reproducciones, habituales en el arte otomano o persa, también abarcan a Salvador Dalí o los transgresores dibujos animados de «South Park». Sin olvidar el monumental friso sobre el estrado de caoba donde se sientan los nueve magistrados del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que incluye la imagen del profeta Mahoma con una cimitarra desenvainada en una mano y un ejemplar del Corán en la otra. En los folletos para turistas se indica que esa figura es solamente «un intento bien intencionado» de honrar a Mahoma pero sin el deseo de retratarlo.