Campaña contra las ejecuciones de personas con enfermedades mentales en Estados Unidos
“Las personas que han cometido delitos debido a estados mentales o conductas causadas por un trastorno mental necesitan tratamiento, no castigo”
NAMI, Alianza Nacional Personas con Enfermedad Mental EEUU
A finales de diciembre de 2005 habían sido ejecutadas en Estados Unidos más de 1.000 personas desde que se reanudaron las ejecuciones en este país en 1977. Decenas de ellas tenían antecedentes de problemas mentales graves, bien antes de los delitos por los que fueron condenadas a muerte, bien en el momento de su ejecución. Algunas padecían discapacidad intelectual, otras sufrían enfermedades mentales, y a algunas se les habían diagnosticado ambas cosas. Para algunas el diagnóstico fue trastornos mentales causados por terribles malos tratos en la infancia, la violencia carcelaria o sus experiencias como soldados enviados a combatir por su gobierno. En otras, parece que la enfermedad mental era hereditaria.
Para algunos de los ejecutados, los años vividos en el corredor de la muerte les habían provocado problemas de salud mental o exacerbado los que ya tenían. Entre las más de 100 personas que desde 1977 han retirado sus apelaciones y dado su “consentimiento” a su propia ejecución, hay varias con enfermedades mentales. Este deseo de morir facilita la labor de un Estado más que dispuesto a llevar la libertad de elección de estas personas hasta su conclusión letal.
EEUU debe abolir la pena de muerte, no obstante como primer paso mínimo, debemos exigirles a las autoridades de ese país para que se libren de uno de los aspectos más vergonzosos de este castigo indecente: la ejecución de personas con enfermedades mentales graves.