ROSA MARI SANZ
BARCELONA
Los Mossos detuvieron el sábado al dueño de una casa del número 18 de la calle de Torné, en el distrito de Sant Andreu, como presunto autor de un delito de incendio de su propia vivienda, en la que se encontraban en el interior varios jóvenes okupas.
Sobre las 14.10 horas un hombre llamó al teléfono 088 para avisar de que una casa de su propiedad, en la calle de Torné, en la que habitualmente no vivía, había sido ocupada por una decena de jóvenes, que habían puesto un candado en la puerta. Los Mossos registraron el incidente como aviso de ocupación ilegal pendiente de hacer la denuncia.
Una hora más tarde, a las 15.20 horas, un vecino de la zona alertó a la policía autonómica de que una vivienda estaba ardiendo. Al llegar la patrulla los agentes comprobaron que se trataba de la misma dirección, en la calle de Torné, una casa de planta baja más dos plantas en la que ardía parte de la fachada y de la puerta principal.
Fuentes de los Mossos explicaron ayer que ante las evidencias y las declaraciones de testigos, la policía detuvo al propietario de la casa como presunto autor del incendio. El detenido es Rosendo C. M., de 42 años, que ayer permanecía en los calabozos de la comisaría de los Mossos de la Travessera de les Corts y hoy pasará a disposición judicial.
En relación con estos hechos, la Guardia Urbana informó de la detención de nueve okupas, que eran los que estaban en el interior de la casa cuando ardió. Según la policía municipal, los agentes entraron en la casa en llamas y, al verles, procedieron a desalojarles, pero los squatters les recibieron con patadas y puñetazos. Un portavoz de la Guardia Urbana explicó que los jóvenes siguieron con las agresiones fuera de la vivienda, tras lo cual detuvieron a nueve personas por atentar contra agentes de la autoridad.
Fuentes del colectivo okupa señalaron que el sábado accedieron a una casa que llevaba unos 20 años desalojada y en mal estado. Cuando el dueño se enteró, roció la vivienda con gasolina estando ellos dentro.
Si es que cuando se te hinchan. . . 