Epitafio
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No soy tan joven como para saberlo todo
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« : 8 de Enero 2006, 20:39:51 » |
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Para Canela y Ralskolnikof, buenos catadores de la poesía.
"Si quejas y lamentos pueden tanto que enfrenaron el curso de los ríos y en los diversos montes y sombríos los árboles movieron con su canto; se convirtieron a escuchar su llanto los fieros tigres y peñascos fríos; si, en fin, con menos casos que los míos bajaron a los reinos del espanto: ¿por qué no ablandará mi trabajosa vida, en miseria y lágrimas pasada, un corazón conmigo endurecido? Con más piedad debería ser escuchada la voz del que se llora por perdido que la del que perdió y llora otra cosa
"Todas las noches, en mis tristes sueños, Sonriendo te miro, Y caigo, amante, suspirando loco Ante tus pies queridos. Me miras con tristeza, sacudiendo Tu cabecita rubia, Y por tus ojos de tu amargo llanto Corren las perlas húmedas. Y me dices muy bajo una palabra, Y de rosas me entregas blanco ramo, Y al despertar el ramo ya no existe Y la palabra aquella he olvidado."
Vendrás conmigo" dije -sin que nadie supiera dónde y cómo latía mi estado doloroso, y para mí no había clavel ni barcarola, nada sino una herida por el amor abierta. Repetí: ven conmigo, como si me muriera, y nadie vio en mi boca la luna que sangraba, nadie vio aquella sangre que subía al silencio. Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas! Por eso cuando oí que tu voz repetía "Vendrás conmigo" -fue como si desataras dolor, amor, la furia del vino encarcelado que desde su bodega sumergida subiera y otra vez en mi boca sentí un sabor de llama, de sangre y de claveles, de piedra y quemadura Más que la luz de la razón humana, amo la oscuridad de mi deseo, y más que la verdad de cuanto veo, quiero el error de mi esperanza vana. Tenéis razón, hermosa Soberana, que no sé cuándo dudo y cuándo creo; si hoy, comparado a mí, todo es ateo, tal vez de todo dudaré mañana. Entre creer y dudar, mi alma indecisa, mientras pasa esta vida de quebranto, que es eterna en dar fin, yendo deprisa, El dudar y el creer confundo tanto, que unas veces mi llanto acaba en risa, y otras veces mi risa acaba en llanto
Velas de amor en golfos de ternura suelta mi pobre corazón al viento, y encuentra, en lo que alcanza, su tormento, y espera, en lo que no halla, su ventura. Viviendo en esta humana sepultura, engañar el pesar es mi contento, y este cilicio atroz del pensamiento no halla un linde entre el genio y la locura. ¡Ay! en la vida ruin que al loco embarga, y que al cuerdo infeliz de horror consterna, dulce en el nombre, en realidad amarga. Sólo el dolor con el dolor alterna, y si al contarla a días es muy larga, midiéndola por horas es eterna.
Garcilaso de la Vega
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